Día Internacional, Día Mundial, como se llame, en el planeta hoy celebramos el Día del Libro. Un 23 de abril nacieron, cada quien en su año y en su lugar, Shakespeare y Cervantes, dos verdaderos monstruos de la escritura mundial. Algún día tomaremos conciencia de la grandeza de ambos, aunque a decir verdad me conformo con que los leamos. Es probable que también Garcilaso de la Vega concelebre natalicio, al menos eso se escucha. Por lo pronto, en Alcalá de Henares, patria del Manco de Lepanto, el poeta argentino Juan Gelman ha recibido el Premio Cervantes de Literatura, de manos del Rey Juan Carlos. Gelman no dejó pasar la ocasión para recordarnos la importancia de la poesía "en estos tiempos mezquinos y de penuria" y seguramente evocó como ejemplo de ello las atrocidades cometidas por la dictadura militar argentina, pues en ese tiempo el poeta perdió parte de su familia.
Hay quien dice que los mexicanos leemos, en promedio, un libro al año; hay quienes señalan que sólo leemos dos páginas. La diferencia no importa porque los datos son demoledores. El problema es que un pueblo sin conocimiento es un pueblo inerme, desvalido frente a la permanente agresión de los medios de comunicación masiva, vulnerable a las veleidades de los políticos rapaces, víctima de los más altos niveles de explotación. Un pueblo ciego, que al no ver no sabe. ¿Y la educación pública? Ni cómo entrarle al tema. No hay estrategia alguna, existen ocurrencias intransitables como la Enciclomedia del Lic. Fox o las evaluaciones actuales del Ceneval, o la necia idea de hacer más y más universidades sin advertir los huecos enormes en la educación media. La Secretaría responsable se distingue hoy más que nada por el asedio permanente del que es objeto por parte del sindicato que, tras cualquier trono, la rige, y la suerte de moneda de cambio que corre su titular en un gabinete de amigos del presidente.
Felicidades a Gelman.
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