viernes, 24 de diciembre de 2010

FELICIDADES


Celebremos la Navidad en paz, cerca de los nuestros, de los más queridos. Dejemos por unos días de lado la mezquindad que domina nuestras vidas y atosiga a nuestro pueblo. Comparto la felicidad de estas fechas y deseo lo mejor para todos. Abrazos y besos.

domingo, 19 de diciembre de 2010

ELOGIO DE MI CUERPO



El día de hoy se conmemoran 30 años de la desaparición de Alaíde Foppa, secuestrada, torturada y muerta a manos del gobierno militar de Guatemala. A ella hemos dedicado un texto y algunos poemas durante esta semana, hoy comparto otro hermoso poema.

Elogio de mi cuerpo

1. Los ojos

Mínimos lagos tranquilos
donde tiembla la chispa
de mis pupilas
y cabe todo
el esplendor del día.
Límpidos espejos
que enciende la alegría
de los colores.
Ventanas abiertas
ante el lento paisaje
del tiempo.
Lagos de lágrimas nutridos
y de remotos naufragios.
Nocturnos lagos dormidos
habitados por los sueños,
aún fulgurantes
bajo los párpados cerrados.

2. Las cejas

Las breves alas
tendidas sobre mis párpados
sólo abrigan
el espacio escaso
en el que flota
una interrogación latente,
al que asoma
un permanente asombro.

3. La nariz

Casi un apéndice
en la serena geometría
de mi rostro,
única recta
en la gama de curvas suaves,
el sutil instrumento
que me une al aire.
Cándidos olores
acres aromas
densas fragancias
de flores y de especias
-desde el anís hasta el jazmín-
aspira trepidante
mi nariz.

4. La boca

Entre labio y labio
cuánta dulzura guarda
mi boca abierta al beso,
estuche en que los dientes
muerden vívidos frutos,
cuenca que se llena
de jugos intensos
de ágiles vinos
de agua fresca,
donde la lengua
leve serpiente de delicias
blandamente ondula,
y se anida el milagro
de la palabra.

5. Las orejas

Como dos hojas
de un árbol ajeno
nacen a los lados
de mi cabeza.
Por el tallo escondido
se desliza
la opulencia
de los sonidos,
me alcanzan
las vivas voces
que me llaman.

6. El pelo

Dulce enredadera serpentina,
única vegetación
en la tierra tierna de mi cuerpo,
hierba fina
que sigue creciendo
sensible a la primavera,
ala de sombra
contra mi sien,
leve abrigo sobre la nuca.
Para mi nostalgia de ave
mi penacho de plumas.

7. Las manos

Las manos
débiles, inciertas,
parecen
vanos objetos
para el brillo de los anillos,
sólo las llena
lo perdido,
se tienden al árbol
que no alcanzan,
pero me dan el agua
de la mañana,
y hasta el rosado
retoño de mis uñas
llega el latido.

8. Los pies

Ya que no tengo alas,
me bastan
mis pies que danzan
y que no acaban
de recorrer el mundo.
Por praderas en flor
corrió mi pie ligero,
dejó su huella
en la húmeda arena,
buscó perdidos senderos,
holló las duras aceras
de las ciudades
y sube por escaleras
que no sabe a donde llegan.

9. Los senos

Son dos plácidas colinas
que apenas mece mi aliento,
son dos frutos delicados
de pálidas venaduras,
fueron dos copas llenas
próvidas y nutricias
en la plena estación
y siguen alimentando
dos flores en botón.

10. La cintura

Es el puente cimbreante
que reune
dos mitades diferentes,
es el tallo flexible
que mantiene
el torso erguido,
inclina mi pecho
rendido
y gobierna el muelle
oscilar de la cadera.
Agradecida
adorno mi cintura
con un lazo de seda.

11. El sexo

Oculta rosa palpitante
en el oscuro surco,
pozo de estremecida alegría
que incendia en un instante
el turbio curso de mi vida,
secreto siempre inviolado,
fecunda herida.

12. La piel

Es tan frágil la trama
que la rasga una espina,
tan vulnerable
que la quema el sol,
tan susceptible
que la eriza el frío.
Pero también percibe
mi piel delgada
la dulce gama
de las caricias,
y mi cuerpo sin ella
sería una llaga desnuda.

13. Los huesos

Alabo
el tibio ropaje
la apariencia
el fugitivo semblante.
Y casi olvido
la obediente armazón
que me sostiene,
el maniquí ingenioso,
el ágil esqueleto
que me lleva.

14. El corazón

Dicen que es del tamaño
de mi puño cerrado.
Pequeño, entonces,
pero basta
para poner en marcha
todo esto.
Es un obrero
que trabaja bien,
aunque anhele el descanso,
y es un prisionero
que espera vagamente
escaparse.

15. Las venas

La floración azulada
de las venas
dibuja laberintos
misteriosos
bajo la cera de mi piel.
Tenue hidrografía
apenas aparente,
ágiles cauces que conducen
deseos y venenos
y entrañable alimento.

16. La sangre

Secreto corre el torrente
de mi sangre rápida.
Inmenso es el río
que en subterráneos meandros
madura
y nutre el ámbito
de mi vida profunda.
La cálida corriente
que me inunda
en la flor de la herida
se derrama.

17. El sueño

En tan blando nido
mi corazón descansa,
ni lo asombran
los perdidos fantasmas
que se asoman.
Pasa por mi sueño
la ola calma
de mi respiro.
En tanto olvido
el tiempo de mañana
se prepara,
mientras estoy viviendo
efímera muerte.

18. El aliento

No se de donde viene
el viento que me lleva,
el suspiro que me consuela,
el aire que acompasadamente
mueve mi pecho
y alienta
mi invisible vuelo.
Yo soy apenas
la planta que se estremece
por la brisa,
el sumiso instrumento,
la grácil flauta
que resuena
por un soplo de viento.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

EL COLIBRÍ DE FEM.






"Si hay una heroína romántica de América Latina en el siglo XX, es Alaide Foppa"
Elena Poniatowska

Según una leyenda quiché, cuando los hombres no vuelven después de la caza o la guerra (o de la cárcel o la guerrilla, diríamos hoy) las mujeres bordan en sus huipiles un colibrí. Es la señal de luto, la marca de que se ha perdido la esperanza. El 19 de diciembre se conmemoran 30 años de la desaparición de Alaíde Foppa.

El colibrí de Alaíde Foppa vive estampado en el recuerdo de su persona. Alaíde desapareció el 19 de diciembre de 1980 en Guatemala y jamás se supo algo cierto sobre su destino final. 1980 fue para Alaíde el año de una crisis familiar que cerró con su propia muerte. Una mujer que uso su pluma y todos los espacios de expresión para cuestionar los estereotipos esclavizantes, los parámetros injustos, la violación de su dignidad mediante los prejuicios, la utilización de su cuerpo y de su sexualidad. Alaíde fue una mujer polifacética en varios ámbitos de su vida. Fue profesora universitaria, fundadora de Fem., la primera revista de feminismo en México, critica de artes plásticas y poeta.

Nacida en Barcelona en 1914, hija de madre guatemalteca y padre argentino, fue la revolución democrática de 1944 en Guatemala su primer acercamiento a la realidad latinoamericana tras haber vivido en el extranjero a causa del trabajo diplomático de su padre. La escritora y activista política llegó exiliada a México en 1954, para fundar la revista Fem. en 1976, la primera publicación de la nueva ola feminista en América Latina. Tras la muerte de dos de sus hijos en la guerrilla, Foppa viajó a Guatemala con el objetivo de encabezar un comité de apoyo internacional, hasta su desaparición a manos de militares.

La heroína de Poniatowska se asiló en México, junto a su marido Alfonso Solórzano, funcionario del entonces recién depuesto Gobierno del coronel Jacobo Arbenz y volvía de tanto en tanto a su patria, a visitar a su madre enferma.

Alaíde Foppa desaparece en Ciudad de Guatemala, en un mercado de artesanías de la 9ª avenida del centro de la capital, a manos del ejército guatemalteco, cuando partió en busca de los pasos de sus hijos. Antes, en Nebaj, en junio de 1980, cayó en combate contra el gobierno militar guatemalteco el último de sus hijos, Juan Pablo, hecho que deben guardar en secreto para evitar represalias en contra del otro hijo, Mario. La muerte del menor de sus hijos la conmocionó a tal grado, que la hizo ocupar el papel de su hijo en la lucha armada por la liberación de Guatemala.

Alfonso Solórzano falleció atropellado en la Avenida de los Insurgentes, en la ciudad de México, en agosto del mismo año. En estado de shock, por el asesinato de su hijo, lo arrolló un automóvil el mismo día que supo de la muerte de éste. En diciembre de ese 1980 también asesinaron a su hijo Mario -periodista, miembro del Ejército Guerrillero de los Pobres- en la 9a. avenida de la zona 1, en Guatemala.

Tras haber perdido a su marido ella decide asumir una vida nueva, estar más cerca de las necesidades sociales y de sus raíces, por lo que acepta una seria misión como embajadora de la justicia para Guatemala y los hermanos países de Centroamérica. Ya había recorrido los pasos vanguardistas de un feminismo naciente, así como, habría trazado con sus letras los senderos de la poesía y la crítica de arte. Con fraterna solidaridad albergó refugiados en casa y, de más de una manera, ligó su historia a hermanas y hermanos indígenas. Su cátedra navegaba entre las letras italianas y la sociología de la mujer y su voz nos regalaba un pedacito de su alma en su programa de Radio UNAM. Hasta 1977, su poesía fue intimista, lírica, pero empezó a escribir ensayos políticos en Fem. Fue maestra de literatura italiana en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y fundadora de la cátedra de sociología de la mujer en la Facultad de Ciencias Políticas. Traductora de El ave fénix, de Paul Éluard. Pionera del movimiento feminista en México.

Se dice que fue llevada a la casa del propio Ministro del Interior, donde éste tenía cámaras de tortura. Naturalmente, el Gobierno del general Fernando Romeo Lucas García, negó toda responsabilidad en la desaparición de la poeta, la feminista, la crítica de arte, la maestra y la traductora. Desapareció justo cuando se dirigía a visitar a su madre. Cuando iba en un carro, acompañada del chofer, fue interceptada por unos sujetos y nunca más se supo de ella, sólo apareció muerto el conductor. Tres de los hijos de Alaíde, pertenecían a la guerrilla, dos de ellos murieron por esa causa y por ello Alaíde también fue involucrada.

En enero de 1980, había tenido lugar un estremecedor episodio que, en medida aún mayor que en el caso de Alaíde. El último día de ese mes, un grupo de dirigentes indígenas tomó la embajada española. No eran guerrilleros que secuestraran ni amenazaban de muerte a nadie. Era una toma simbólica, una ocupación testimonial. El embajador español pretendió hablar con Álvarez Ruiz, Ministro del Interior guatemalteco, para coordinar un desalojo pacífico de la sede diplomática. Pero era muy otra la intención del ministro del Interior. Ordenó recuperar a sangre y fuego la embajada. Lo consiguió, pero con un saldo atroz: el edificio fue incendiado y 36 personas asesinadas. Entre las víctimas estaba Vicente Menchú, padre de Rigoberta que era entonces una jovencita de 21 años de edad. También fueron privados de la vida tres españoles, no sé si sacerdotes o diplomáticos.

Fem fue el sueño posible de dos voluntades: las de Alaíde Foppa y Margarita García Flores. Fem. es, por supuesto, la madre de todas la revistas feministas en México. Ellas arman un equipo de mujeres feministas y/o académicas y/o escritoras, entre las que están Elena Poniatowska, Elena Urrutia, Lourdes Arizpe, Marta Lamas, Tununa Mercado y Teresita de Barbieri.

El primer número de Fem. se publica en 1976 con un tiraje de 2 mil ejemplares. Además del golpe brutal que significó la desaparición de Alaíde, por la persona que era y lo que representaba, ella era para muchas el "espíritu motor" de la revista, así que Fem cambia. A partir de 1981 y hasta 1986 la revista se dedica a hacer números monográficos, y tiene una dirección colectiva.
A partir del 27 de octubre de 2005, la revista Fem. dejó de imprimirse mensualmente y ofreció los contenidos a través de su nueva página web.

Recordemos por siempre a Alaíde Foppa.

lunes, 13 de diciembre de 2010

UN DÍA

Un día

Este cielo nublado
de tempestad oculta
y lluvia presentida
me pesa;
este aire denso y quieto,
que ni siquiera mueve
la hoja leve
del jazmín florecido,
me ahoga;
esta espera
de algo que no llega
me cansa.
Quisiera estar lejos,
donde nadie
me conociera:
nueva
como la yerba fresca,
ligera,
sin el peso
de los días muertos
y libre
ir por caminos ignorados
hacia un cielo abierto.

Alaíde Foppa

lunes, 6 de diciembre de 2010

NADA NUEVO

"Es peligroso tener razón cuando el gobierno está
equivocado."

Voltaire

jueves, 2 de diciembre de 2010

"HARTO YA DE ESTAR HARTO, YA ME CANSÉ"



"Harto ya de estar harto, ya me cansé
de preguntarle al mundo por qué y por qué.
La Rosa de los Vientos me ha de ayudar
y desde ahora vais a verme vagabundear
entre el cielo y el mar... "
J.M. Serrat

Es posible que Serrat haya estado tan harto como yo de ver al mal enseñoreado de nuestras vidas, de saber al mundo en manos criminales. Harto de ver la pobreza más dolorosa convivir con el lujo indecente de fortunas mal habidas. Harto de la venalidad y avaricia de nuestros gobernantes. Harto de ver niños y jóvenes sin esperanza. De ver viejos sin destino, mujeres sin amor, hombres doblegados.

El mal. Siempre me he opuesto a concebir el mal como algo que nos llega de fuera, como algo inmanente a la condición humana, como el pecado original, vaya. Me acerco más a la idea de que el mal, lo mismo que el bien, son atributos que se fincan en las condiciones que modelan nuestras vidas y en exquisitas ocasiones aparecen separados. Pero hoy, el día de hoy, me avasallan la sinrazón y el desencanto al asomarme al vacío de la ambición de poder y de riquezas que distingue a ciertos grupos de nuestra sociedad.

Se ha cosificado la vida, los valores se han transformado en satisfactores. Nada tiene más valor que un carro de marca, de esas marcas autorizadas para destacar su signo identificador al frente del cofre: BMW y Mercedes Benz como los más vistos. Es infinitamente preferible un departamento caro en un barrio de lujo que la integración de una familia decente. Nada importa frente a la posibilidad de enriquecerse a costa de lo ajeno y mientras mayor sea el atraco más renombrado el ladrón.

La educación ha sido sustituida por la instrucción. Una gran mayoría de los estudiantes, que tanto gustaban a Violeta Parra, buscan armarse de un reconocimiento universitario que abra camino a un cúmulo de propiedades antes que al conocimiento. Buscan con avidez instrumentos y herramientas en lugar de conceptos y categorías. El mundo no está para conocerse ni para transformarse, sino para ponerlo a nuestro servicio.

La ciencia, el arte, la filosofía son vistos con menosprecio si no se pueden vender. Andy Wahrol y sus recortes de latas de Campbell´s merecen más aplausos que el violonchelo de Yo-Yo Ma. Un hallazgo de la ciencia que no aplique a fines militares resulta un sinsentido. El calentamiento global del planeta es un asunto político antes que científico. Se lucra organizada y descaradamente con las mejores causas, como lo hace Greenpeace, que ahora nos convoca a enverdecer nuestra vida sexual, cuando es incapaz de combatir la polución de un arroyo.

La vida diaria transcurre entre la avaricia y la comodidad. No hay mejor vecino que el que no vemos. La colectividad se refugia en los poblados rurales. La solidaridad con el que sufre, la generosidad con el vencido, el amor para el humano, se traducen en citas de Paulo Coelho. Casi es posible medir la velocidad con que nos deshumanizamos. Mejor corremos por el iPhone, el iPad o el iPod Touch que conversar tranquilamente frente a frente disfrutando una taza de café.

Aquellos a quienes la sociedad les dio armas para velar nuestra seguridad ahora dirigen y orientan bandas de criminales. A los que dimos nuestro voto para tener una vida digna los vemos trasegando los recursos públicos a favor de las grandes capitales. Imposible pensar en el ángel guardián de un niño sin correr el riesgo de que resulte pedófilo. Los responsables de la justicia mantienen en alto su lema: “La ley es como el cuchillo, no ofende al que lo maneja”.

Es impensable hallar respuestas para tanta villanía. Con simpleza se dice que es la ideología de la globalización, el neoliberalismo, donde la equidad social ha sido disuelta en las expectativas racionales de los individuos que participan en los mercados. Y algo debe tener de cierto esta generalización, aunque los impactos de este pensamiento golpean de modo distinto a los diversos países y sociedades. Lo cierto es que los hispanos estamos en el fondo de este pozo de vilezas, bajo la tutela de los norteamericanos.

No buscamos más las utopías. La última de ellas, y para mí la más trascendente, fue el marxismo y su explicación profunda de la trama y alcances sociales de la ambición económica de los capitalistas. Pero la materialización de esta utopía desterró del pensamiento el contenido humanista de la filosofía de Marx y nos quedamos en un ramplón laissez faire, laissez passer y ahora vivimos la crisis mundial surgida del criminal modo de especulación financiera ya señalada por el Demonio de Tréveris: para el capitalista la producción es un mal necesario.

A ratos creo que lo mejor es resignarse, dejar hacer y dejar pasar. Aunque quizá sea bueno atender la sentencia de mi amigo Jorge: asumamos la insurgencia informativa.

Sea por Dios.