jueves, 28 de agosto de 2008

CIENCIA JURÍDICA PANISTA

Con agradecimientos para El Fisgón.

DE FIESTA


Por ocho votos contra tres, la Supema Corte de Justicia de la Nación desechó ayer el recurso de inconstitucionalidad interpuesto por la PGR y la CNDH (faltaba más) contra la legislación del Distrito Federal que permite la suspensión del embarazo antes de las 12 semanas y que hasta ahora ha beneficiado a más de ocho mil mujeres que han decidido no continuar la gestación de un hijo que no deseaban.

Es trascendente el acuerdo de la Corte, que esperamos hoy sea ratificado por los ministros en pleno. La legislación local ha sentado un importante precedente para la protección de las mujeres que por motivos propios y absolutamente personales no desean dar a luz a un hijo que no pueden o no quieren tener. La protección de la vida de estas mujeres, de su salud, del destino de los hijos no esperados, es un acto de justicia que no puede quedar al arbitrio de moralismos trasnochados de nadie.

La iglesia, metida a redenciones tardías, está de un histérico púrpura. Norberto Rivera, el cardenal que durante décadas ocultó la felonía de los curas pederastas acusados hoy en cortes diversas, gime una decisión que la mayoría de las mujeres celebra. El Consejo del Episcopado Mexicano se declara en luto abierto (espero no bajen la bandera de Catedral a mitad del asta) por lo que considera una "aberración criminal".

El ombudsman que se opuso, desde una trinchera argumentativa de tono clerical, a la defensa de los derechos femeninos, no atina a susurrar respuesta. Tan seguro estaba de que la Corte avalaría sus argumentos falaces e hipócritas. La PGR, plagada como todo el gobierno calderonista, de funcionarios miopes y meones de agua bendita, no ha dicho media palabra de la resolución judicial. El que tosió fue el secretario de salud (cuyo nombre se me escapa) y amenazó con negar atención en hospitales federales a mujeres que necesitan abortar, como si las instituciones del pueblo le hubieran sido endosadas en factura privada. Ya ladraron, por eso sabemos que vamos caminando, diría el clásico.

Va un aplauso de El Gorguz para los ministros que supieron sobreponer su obligación constitucional a preferencias religiosas de tipo personal. Sergio Salvador Aguirre Anguiano, el ministro que cachó el respingo jurídico de la PGR y la CNDH y elaboró una propuesta (de 600 páginas, buscando suplir la razón con el mamotreto) de resolución en contra de lo ya legislado por la Asamblea del DF, pasará a la historia como un hombre cuyos prejuicios - y por qué no, sus intereses- lo sitúan en las sombrías épocas de la inquisición, cuando de haber existido Norberto Rivera hubiera sido asesor de Torquemada.

Bien por la repúlica. Mejor por las mujeres.

lunes, 25 de agosto de 2008

DE INTENCIONES


De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno, decía Marx. Hay, sin embargo, ocasiones en que hasta las buenas intenciones cuentan. Pero la XXIII reunión del Consejo Nacional de Seguridad estuvo plagada de buenas intenciones que para los ciudadanos no cuentan. Y tampoco significan algo para la violencia criminal organizada, que a 24 horas de realizada la citada reunión había ejecutado a 28 personas más. ¿Qué habrán acordado las pasadas 22 reuniones del Consejo?

Uno pensaría que el banquillo de los acusados en la reunión de Los Pinos estaría ocupado por los delincuentes a quienes se dirigió tanta palabra, pero no, el acusado principal resultó el mismo organizador del pomposo evento, el presidente Calderón. No podía ser de otro modo. Ya no tenemos humor para estas improvisaciones de Felipe. Recordemos que al Consejo se le convocó al calor de las frivolidades de Marcelo Ebrard sobre su asistencia a la “cumbre” (si voy-no voy-convoco a mi cumbre-si quiere Calderón que vaya). Los Pinos se asustaron con el enlace entre Ebrard y Bours para convocar a la Conago con el mismo tema y así fue que se lanzó una convocatoria más que urgente, urgida. Un chistorete enmedio de la más feroz trifulca enderezada a balazos contra el Estado mexicano.

Las buenas intenciones también se esfuman cuando miramos a conocidísimos delincuentes oficiales signando pactos contra su propia vocación: Ulises de Oaxaca, Marín el poblano precioso, Fidel de Veracruz, por mencionar a gobernadores. Romero Deschamps el petrolero y la Maestra Gordillo, del sindicalismo organizado, una mancuerna de pillos apoyada y promovida sin medida desde Los Pinos, cuyas facturas de 2006 no se acaban y las del 2009 no alcanzan. Con los enemigos sentados a la mesa la comilona tiene sabor a traición.

La estructura, el contenido y los alcances del llamado pacto sólo mueven a risa. Se pactaron 75 puntos (algunos con subíndices) y se publicaron 74 en donde se desperdigan objetivos, metas y posibilidades. No es creíble que haya ciudadano alguno que sepa lo que se acordó y menos que tenga forma de ver si se cumple. El documento no indica responsabilidades concretas ni manera alguna de dar seguimiento a lo que se garrapateó. Todo se va en plazos que rebasan la acción. Y lo más inquietante es que el pacto no tiene ningún alcance jurídico ni obliga a los firmantes a nada. Los tres poderes de la Unión, los gobernadores, los presidentes municipales. El clero católico, la CNDH y representantes campesinos, obreros, empresariales, de medios de comunicación. Un verdadero mazacote en donde cada quien juega su Bingo. Para tales propósitos existen ya las leyes correspondientes. Miguel Ángel Granados Chapa (Proceso, agosto 24, 2008) menciona que Felipe firmó en calidad de testigo de honor, lo que significaría que encabeza el Poder menos comprometido, con compromisos honoríficos.

Acaso la voz más escuchada fue la de Alejandro Martí, padre del adolescente secuestrado y asesinado, cuya muerte desató estos demonios. Acaso por ser un ciudadano su participación en el foro no debía haber sido, de no ser porque sin él la reunión del Consejo no habría trascendido a los medios de comunicación. No por nada Nelson Vargas y familia ya levantaron su propio reclamo por el secuestro de su hija el año pasado. Alguien está cuchileando este asunto, no lo perdamos de vista.

Y ya viene la marcha del 30 de agosto, convocada por Iluminemos México, una organización dirigida por el empresario Elías Kuri, auxiliado por Laura Elena Herrejón, una dama militante del movimiento Pro Vecino y ligada a Sociedad en Movimiento, ambos grupos identificados con el Yunque, el grupo de ultraderecha más poderoso del país.

Dios nos agarre confesados.

domingo, 17 de agosto de 2008

Delito, represión y derecho


Este artículo salió publicado en La Jornada el 17 de agosto de 2008.



Arnaldo Córdova
Delito, represión y derecho
La sanción en el derecho siempre tiende a interpretarse como castigo y nunca debería ser así. La sanción es el resultado de una calificación que la autoridad hace de una acción o una omisión, cualesquiera que éstas sean, que han violado un mandato legal y que deriva en una reparación del daño jurídico causado. Si uno comete u omite un acto que ordena la ley, causa un daño y, en consecuencia, debe repararlo. Eso es lo que la sanción significa en el derecho y no un castigo o una venganza de la sociedad ofendida. No pagar nuestros impuestos implica una reparación del daño; igual sucede si estacionamos nuestro auto en lugar prohibido. Y eso sucede, asimismo, con un acto criminal.
Cesare Beccaria, filósofo italiano del siglo de las luces, sostenía que el delito es un fenómeno social, vale decir, de la sociedad. No es una obra demoniaca de un individuo aislado. Ya el solo hecho de que se considere que una acción o una omisión es un delito, conforma un hecho social y no individual. Beccaria llamaba a hacerse cargo de la responsabilidad social con respecto a aquellos que cometen esos ilícitos. Ahí no hay represión o venganza que buscar. La ley es punitiva, señalaba el filósofo milanés, no porque convenga a la sociedad, sino a los poderosos que definen lo que es bueno y lo que es malo y el resto de la sociedad debe sometérseles (De los delitos y de las penas, XLI).
Entre los actos ilícitos destacan los delitos penales, los que llamamos comúnmente criminales. Son infracciones a la ley que implican un daño a la propiedad, a la vida, a la libertad y al orden público. Quienes nos gobiernan piensan, cuando esos delitos nos agobian y nos ponen al borde de la anarquía o la disolución de las relaciones sociales, en una venganza, en un castigo que, si se puede, vaya más allá del daño cometido. Es un mal modo de ver las cosas. Se ha dicho hasta la saciedad: a un delito ya cometido casi no cabe remedio. El remedio se da cuando el delito se evita antes de que se cometa.
En una sociedad llena de miserias como la nuestra, es ahí, en esas miserias, donde deberíamos buscar las causales de ese fenómeno tan destructor de la vida en convivencia. Resolver el problema persiguiendo a delincuentes luego de sus crímenes o vengarse una vez capturados, si es que se les aprehende, imponiéndoles penas de venganza y de castigo, sólo exacerba el problema, pues los delincuentes, cuando están bien provistos de dinero, también son capaces de ejercer su venganza. Ya hemos visto a lo que lleva la represión, que no es más que venganza vil.
Una sociedad férreamente individualista y capitalista es generadora nata del delito y en su peor especie, el crimen organizado, que es definido por todos los delincuentes como “simple negocio”. El delito, podría decirse, es inmanente a la sociedad capitalista, especialmente cuando se le define como “negocio”. De ningún modo quisiera decir que todos los empresarios son delincuentes; lo que quiero decir es que el crimen y, sobre todo, en su modalidad de crimen organizado, rodea a los negocios y se trata siempre de dinero fácil. Tampoco es generalizado, pero aparece constantemente y forma parte, de modo natural, de los negocios.
¿Por qué el crimen prospera en nuestro país? También se ha dicho hasta el exceso: porque nueve de cada 10 delincuentes jamás son atrapados y menos incriminados. A eso se llama impunidad. Pero no es algo que sólo se deba a la ineficacia e impreparación de los órganos persecutores del delito. Se trata de una vastísima red de complicidades que enrola a todos los órdenes del gobierno y del Estado. Todo mundo lo sabe. Ortiz Mayagoitia tiene razón al decir que eso es culpa de nuestros legisladores. Lo que se le olvida preguntar es el porqué. ¿Cuántos juzgadores cree el presidente de la Corte que han dejado escapar a delincuentes por simple corrupción? Se conocen varios casos.
No hay ni puede haber otro modo de resolver la comisión de delitos que prevenirlos. El capítulo de la obra de Beccaria que cité entre paréntesis se titula, precisamente, “Cómo se pueden prevenir los delitos”. Atacar los huevos de serpiente generadores del crimen y la ilegalidad en la vida social, alejar a nuestra gente, de todos los niveles sociales, de la oportunidad de delinquir; educar a nuestros hijos a respetarse y a respetar a los demás, aunque también los enseñemos a defenderse de ellos; darle a cada ser humano la oportunidad de hacer bien las cosas en su vida y tantas y tantas cosas más que, además, han sido reiteradas miles de veces. Para eso hay que invertir la riqueza de la sociedad.
No se trata sólo de buenas leyes. Con fiscales, policías y jueces corruptos no sirve ninguna buena ley. Tampoco cuando hay gobernantes que conviven con e invitan al delito. Hay que invertir en educación, en el desarrollo para crear fuentes de trabajo, hay que pagar a los policías buenos salarios y educarlos también en el buen desempeño del deber. Hay que educar todo el tiempo a los padres de familia para conducir a sus hijos por el camino de una buena vida. Hay que dar a las familias un modo honesto de vivir (es un mandato de la Constitución), vale decir, darles trabajo, diversión sana, esparcimiento que el erario pueda pagar. Hay que dar a nuestra gente un buen gobierno.
Todo ello suena espantosamente utópico, ¿no es cierto? Pues no hay otra solución. La represión vengativa, la tortura de los aprehendidos, la reclusión a vida, el despojo de los bienes de los delincuentes, la pena de muerte, el Ejército en las carreteras, los caminos y las calles, las golpizas a “presuntos” (que, por lo general, nada tienen que ver en el asunto), sembrar el miedo entre la población, permitir que los medios de comunicación hagan su agosto con historias sucias (en reportajes, entrevistas y películas), para hacer un negocio fruto del morbo y la histeria sociales y mucho más que eso, todo lo cual quiere decir, violencia contra violencia, no sólo no nos resolverá el problema. Nos lo va a agravar hasta la disolución.
Sin duda, todos somos responsables de este fenómeno. Pero es un hecho que los que pueden hacer algo son el Estado y su gobierno y éstos no saben hacer otra cosa que oponer ciegamente la violencia a la violencia. Ellos son los corruptos y los solapadores de la impunidad. Ellos son los verdaderos generadores de este crimen generalizado que está ahogando y disolviendo a nuestra sociedad.

ACAPARADOR

Con agradecimientos a Magú y sin mayor comentario.

jueves, 14 de agosto de 2008

TIEMPO NUBLADO


Título de un ensayo de Octavio Paz, Tiempo nublado es frase oportuna para apreciar el momento que vive la sociedad mexicana. Los días pasan, los meses se acumulan, Calderón va para dos años cobrando como presidente y los asuntos cruciales para el desarrollo y la estabilidad del país están cada día más enredados. El horizonte se desdibuja, atiborrado de las negras nubes que crea un Estado que deja de lado sus obligaciones esenciales: educación, seguridad, salud, trabajo, bienestar.

Un muerto de familia adinerada, el adolescente Fernando Martí, ha desatado la histeria del gobierno federal en el tema de la inseguridad, el oportunismo del gobierno capitalino, la verborrea inútil de las bancadas partidistas en el Congreso, el cinismo del poder judicial y en buena medida una respuesta social que promete ser importante. Las más de cinco mil muertes anteriores al parecer no entran en la contabilidad de estas nuevas congojas.

Una economía que se desliza libremente hacia el estancamiento, un pueblo que ve pulverizada la capacidad adquisitiva de sus ingresos, un gobierno que naufraga en una reforma petrolera entreguista, un congreso paralizado por protagonismos egoístas de todos colores, una sociedad atemorizada frente a la impunidad y corrupción que relucen frente al crimen verdaderamente organizado y una izquierda incapaz de asumir sus responsabilidades son asuntos que desmoralizan a cualquiera. Ni el bronce en Pekín puede contra eso.

Los empresarios, uno de los verdaderos poderes, lo dicen: el gobierno no puede o no quiere. Y se apropian del espacio vacío en franca confrontación con el presidente que ellos pusieron. Lanzan demagógicas proclamas pacifistas, desautorizan la iniciativa panista sobre el petróleo, critican el pobre crecimiento económico y convocan a la autodefensa ciudadana. “Cuando los de arriba no pueden y los de abajo ya no quieren”, había una condición para iniciar un movimiento revolucionario, sentenciaba Lenin. No es el caso de México, pero la cita sirve para ilustrar un peligro cierto: una sociedad en pugna con el Estado.

Las que sí están dadas son las condiciones para un movimiento ultraderechista que pretenda asumir tareas de Estado. Los “escuadrones de la muerte” que asolaron en décadas del siglo pasado a varios países latinoamericanos y hoy se concentran en Colombia como "grupos paramilitares" se gestan ya en el Yunque (es parte de la guanajuatización del país). El dinero para mantener grupos terroristas de ultraderecha está ofrecido y disponible en las arcas de un empresariado desilusionado de los negocios pactados con Felipe Calderón. El respaldo operativo para estas y otras organizaciones criminales se aloja en ese nudo indisoluble entre crimen organizado, grupos de todas las policías y políticos venales.

El nublado amenaza con ser tormenta eléctrica. Ojalá y no se nos venga un chaparrón.

jueves, 7 de agosto de 2008

La Lagartera

Fue inaugurada en Monterrey "La Lagartera" obra monumental del maestro oaxaqueño Francisco Toledo. Esta obra se ubicará en el paseo Canal de Santa Lucía y se unirá a una serie de esculturas que en años recientes se han instalado.

La lagartera pesa 20 toneladas y mide 25 metros de largo, 10 de ancho y tres de altura y se trata de una pieza rectangular en altorrelieve, donde se aprecia el nado de varios lagartos sobre una superficie de escamas de diferentes escalas, de los cuales emergen ranas, peces, cangrejos, tortugas y lagartos.