miércoles, 30 de septiembre de 2009

LA BELLEZA

Al cabo de los años he observado que la belleza, como la felicidad, es
frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso.

Jorge Luis Borges

domingo, 27 de septiembre de 2009

¿TE ACUNARON EN VERSOS?


Una buena nueva de la editorial Joaquín Mortiz, la publicación de un libro con cartas del poeta mexicano Jaime Sabines dirigidas a su novia, y posteriormente su esposa: Los amorosos, cartas a Chepita. La Jornada logró publicar el día de ayer un adelanto de estas novedades, que refrescan como lluvia el páramo que vive el país en estas horas amargas. Como señala con tino Carlos Monsiváis, "Es arriesgado publicar las cartas de amor de un joven de veintidós o veintitrés años, así este joven sea Jaime Sabines, el gran poeta. Pueden ser ráfagas de un temperamento alucinado, o incursiones en la cursilería de la época, acción de la que nadie, por vigilante o previsor que sea, se exime." Asumamos el riesgo de leer esta carta donde el joven poeta, prosternado por el amor a Josefa Rodríguez Zebadúa, la espera cuando ella sale al pan (chilangos dixit).


Ciudad de México, 1947


Ah, si cada vez que pasas pudiera detenerte y platicar contigo. ¡Verte de cerca, escucharte reír! Quiero aprender tu risa como he aprendido ya tu andar y tu mirada. (El conato de tu mirada, pura aproximación a tus ojos, porque jamás me miras.)

Y pasas, y siento que el aire se estremece, y todo yo, inmóvil, soy deseo y angustia y necesidad de ti.

¿Por qué eres tan hermosa? ¿Te acunaron en versos? ¿Leche de flor bebiste? ¿Quién te modeló sobre mi corazón, quién te tatuó sobre mis ojos?

Apareces en mi vida, de repente, como coronando un ideal, como concretando a todas las mujeres que he deseado, y no puedo dejarte ir, ni puedo detenerte. Te llamo, sí, te llamo y no me escuchas. Desde mi corazón te llamo; arrojo mis ojos a tu paso; trato de alcanzarte con mi silencio, inútilmente. Siempre has sido ligera y fugitiva, ajena e imposible.

Pero no puedes dejar de ser mía en ese instante en que pasas. Te poseo con todos mis anhelos, con todos mis sueños, y basta la fugacidad de tu presencia para hacerte mía de mi carne, propiedad de mi alma, habitante de mi dolor y mi esperanza.

Te quiero. Pero te quiero y te deseo; y eres inquietud, dolor, angustia; y muero y nazco todos los días para verte pasar. Y siempre eres la misma, espejismo para mi corazón, distancia y lejanía para mi sed de ti.

No sé hasta dónde me lleve este camino, este difícil camino de tu espera. No sé hasta dónde te persiga mi sangre, hasta dónde se prolongue tu encuentro. Si yo pudiera rogar, te rogaría; si supiera pedir te pediría; te diría que pronto, que vinieses a mí ahora mismo, que te necesito, que esto es urgente, imprescindible. Pero me he acostumbrado a aguardarte en silencio, deseándote, deseándote nomás; y allí en el fondo de mi alma te espero, íntimamente confío en ti, creo en ti –porque creo en mi amor, porque sé que no hay amor baldío–, y estoy como si esperara madurar una fruta, como si esperara que cayese un beso, como si esperara florecer un sueño.

Porque te quiero, linda, porque te quiero, amor. Porque eres distinta a todas las mujeres, en tu cuerpo, en tu andar, en lo que eres para mis ojos, en lo que sugieres a mi corazón. Quisiera estar junto a ti, para decir sobre tu oído: te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, y repetirlo constantemente, infinitamente, hasta que te cansaras tú de oírlo pero no yo de pronunciarlo. ¿Cómo marcártelo en un brazo? ¿Cómo sellártelo en la frente? ¿Cómo grabártelo en el corazón?

Escúchalo otra vez: te quiero. Y déjame soñar contigo indefinidamente… ¡Si supieras cómo ya eres mía hasta mi muerte!

Te esperaré mañana. Siempre te estaré esperando…

domingo, 20 de septiembre de 2009

FERIA DEL LIBRO


Juan Carlos nos hace llegar este cartel de la Feria del Libro en Madrid.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

NI UN PESO MÁS


Ni un peso más en impuestos. Si esta frase estuviera en boca de los sindicalistas, de los estudiantes, de los burócratas, de los campesinos y de la gente de bien como la que ayer fue a la ceremonia del grito de independencia, habría alguna esperanza de que la desquiciada propuesta de presupuesto público que hizo el gobierno federal pudiera ser enterrada, como lo mencionó el senador perredista Carlos Navarrete. Para mal de los asuntos públicos la sugerencia irracional de incrementar impuestos al consumo, a la telefonía y al ingreso está en manos de un grupo de panistas y priístas que tienen la manera de controlar los votos en la cámara de diputados y que negocian el futuro del país a cambio de alcanzar el suyo propio. En esta situación es bienvenido el trabajo que concluyeron recientemente un grupo de académicos y profesionistas conocedores del tema, en el que detallan el rosario de errores que contiene la propuesta gobiernista.

Uno se pregunta ¿cómo es posible que ante la crisis económica que vivimos el gobierno proponga todo aquello que garantice que la crisis continuará? Si lo que la recuperación exige es inversión pública, generación de empleo, recreación del mercado interno, incremento del consumo, apoyo especial a las pequeñas y medianas empresas ¿en qué cabeza cabe que, ignorando todo lo anterior, sea la contracción del gasto y la inhibición del consumo una medida correcta? Son preguntas sin respuesta oficial ni razonable, vaya sin siquiera la posibilidad de debatir sobre esos temas pues el muro de incomunicación que ha construido Calderón a su alrededor es tan grande que terminará encerrado para siempre. El mejor equipo económico del mundo, como llamó El Presidente al gordito Carstens y sus seguidores en la Secretaría de Hacienda, más papistas que el Papa, ha confeccionado un presupuesto para el año entrante basado en creencias semi religiosas, como la mítica aversión al déficit. Ya los autores de la ideología del equilibrio presupuestal (que define el techo de gasto público) y de la mano invisible del mercado (que contiene la acción del Estado), muy bien ubicados en las universidades estadounidenses e inglesas han depuesto las armas ante el enorme vendabal de las finanzas que su pensamiento inspiró. Ya las autoridades hacendarias de países desarrollados o simplemente independientes del dogma del mercado están abriendo la llave de los recursos públicos como medida para detener el ciclo de la crisis actual. Nosotros seguimos rezando.

Por decisiones sin mayor fundamento que una ideología en artículo mortis, en 2010 seremos el único país de América Latina cuyo producto interno decrecerá. Como lo explicó bien Enrique Quintana, Brasil, Perú, Argentina y Chile crecerán a tasas razonablemente altas, especialmente Perú, donde los embijes financieros no alcanzaron la viscosidad de otros países, y Brasil donde la diversificación comercial y la acción vigorosa del Estado en la promoción del crecimiento vencieron las inercias impuestas por los Estados Unidos en su tristemente famoso Consenso de Washington. Los economistas oficiales en México siguen rindiendo pleitesía a la teoría económica más descabellada, la que establece que los mercados son autorregulados y regularán el desempeño económico, todo a favor del bienestar público. Y los sueños, sueños son.

Pero no hay ideología sin razones, así se trate de vencer a Satán. Para muchos es clara la forma cómo el régimen semi policíaco que El Presidente está imponiendo en el país está evadiendo su responsabilidad frente a la nación. Es ostentosa la renuncia de Calderón a su responsabilidad como Jefe de Estado, no hay ningún tema en su agenda cuyo desahogo no pretenda endosarlo a la sociedad o encomendarlo a Dios. No hay discurso en el que no invoque a los demás a cumplir lo que sólo al poder ejecutivo compete. Esto no tiene variación ninguna en el tema presupuestal y económico. Su responsabilidad no es cumplir con el dogma de los Chicago Boys de un presupuesto equilibrado, no, su obligación es sacar adelante un presupuesto que enderece la situación económica de la población, esa población crecientemente pobre que rebasa ya a la mitad de los mexicanos, un presupuesto que forme parte de un plan de emergencia económica nacional, sí contra la pobreza pero a partir de gravar más a los que más ganan y más tienen, contra la vergonzante y multimillonaria devolución de impuestos que disfrutan los ricos y que en este año asciende a 1 300 millones de pesos, como lo detalla Barranco Chavarría, y que se suman a los más de 6 mil millones entregados por Fox durante la pasada administración. La obligación constitucional de El Presidente es suspender temporalmente el pago que los mexicanos hacemos a los bancos como resultado del rescate de 1995, que frente al hoyo con el que nos asusta el gordo de hacienda, es el boquete fiscal que nos tiene sin respiro. Pero la ideología de Calderón es expresa, no deja lugar a engaños: somos un país de por y para los empresarios. Una ideología con beneficiarios directos y perjudicados permanentes.

Ni un peso más hasta no ver mejorada la distribución del ingreso, aunque vaya para largo, los que acusan prisa son los optimizadores de ganancias.

Pidamos peras al olmo, gritemos Viva México, nomás no digamos que es independiente.

martes, 15 de septiembre de 2009

¡ VIVA MÉXICO !

Más dependiente que nunca, Viva México.

jueves, 10 de septiembre de 2009

A 2009


Para mí que los asuntos de la nación se encaminan a un despeñadero social y político. Parecerá que soy catastrofista o de plano lo soy (asunto que no interesa para este comentario), pero a raíz de que el partido en el gobierno perdió las elecciones intermedias, dejando a El Presidente expuesto a la rebambaramba de críticas y rechazos de prácticamente todos los mexicanos, todo ha ido de mal en peor. La escenificación televisiva del secuestro de un avión el día de ayer es una de las muchas gotas que amenazan derramar el vaso. Ya nos había sido asestada la risible noticia de que había sido conjurado un atentado contra El Chapo Calderón, asunto que nadie en su juicio consideró con seriedad. Es increíble que los capos que operan como autoridades policiales cuenten con esta discrecionalidad para operar el engaño como autoelogio y a la vez como intimidación. Los ciudadanos estamos gravemente expuestos a la decisión de Felipe Calderón de consolidar un estado policial y militar en donde los dueños del capital reencuentren el paraíso de la ganancia malhabida y los pobres el vallado para su futuro.

George Orwell se asombraría de constatar que su sátira sobre el sistema soviético plasmada en la novela 1984 se desarrolla en México ampliadamente. Aquí son los delincuentes quienes ocupan los cargos de procuración de justicia, como revela la designación como Procurador de un tipo que ha protegido y encubierto los atroces feminicidios de Cd. Juárez y permitir que el Secretario de Seguridad continúe abultando su cartera con dinero del narcotráfico. Son los empresarios, o sus lacayos, quienes manejan las empresas de carácter estratégico para el desarrollo del país, como es el caso de PEMEX y su nuevo director, Suárez Coppel. Sólo aquí pueden morir calcinados -bajo una lluvia infernal de fuego líquido- 49 niños en una guardería del Seguro Social -todos menores de cinco años- y El Presidente declarar a los tres meses de ocurrida la desgracia que se avanza en el deslinde de responsabilidades. La justicia ha puesto recientemente en libertad a los asesinos de 49 mujeres y niños, masacrados por paramilitares ligados a terratenientes y gobernantes, hace 11 años en el poblado de Acteal, en Chiapas, mientras oraban en una ermita. En un momento en que la crisis económica, resultado del desarrollo mundial de un sofisticado sistema de especulación y atraco financiero, obliga a los Estados a invertir los recursos del erario público en acciones que fortalezcan el mercado interno, la Hacienda mexicana propone un presupuesto público basado en el incremento impositivo. Mientras Calderón asegura en cadena nacional televisiva que se creará un fondo para el combate a la pobreza y al día siguiente nos enteramos que en realidad es un incremento al gravamen de los consumidores, incluidos los propios pobres, en tanto las multimillonarias devoluciones de impuestos, excenciones y transferencias a las empresas gigantes apuran el sangrado del patrimonio de la nación y con ello cancelan la oportunidad de vivir como merecemos. Qué desgracia que la mentira y el engaño, sólidamente apoyadas en la codicia, la ambición y la impunidad sean las mayores virtudes de un gobierno malnacido. Quizá nunca debimos esperar algo mejor.

De igual gravedad resulta el trabajo de la izquierda y sus intelectuales. De la derecha sólo podemos esperar la desgracia y el despojo, allí no hay pierde. Pero los llamados partidos de izquierda ocupan sus desvelos en llenar curules y recibir prerrogativas económicas del gobierno al que dicen oponerse, es decir su pago por no hacer nada en bien de los ciudadanos pobres y en proceso de empobrecimiento, que suponemos debería ser el centro de su trabajo. Esas agrupaciones están permanentemente en la cola de las decisiones fundamentales, carecen de un programa de acción cuyo eje sea el movimiento ciudadano y acaso por las declaraciones de sus directivos (que no dirigentes) conocemos sus tibias posturas frente a la embestida salvaje del grupo de amigos que tiene asolado al país desde los espacios del poder. Estos grupos encuentran en los mexicanos posibles votantes y nuestras tribulaciones no aparecen en el radar de sus decisiones. Los intelectuales debaten a conciencia sobre el quehacer de la izquierda (las izquierdas les llama mi amigo Gustavo) a partir de las elaboraciones teórico políticas de Norberto Bobbio, se miran los ombligos murmurando la deseada interrelación entre Estado y mercado, disertan largamente sobre las lecciones de la pasada elección, apuestan y resuelven los dilemas de nuestra democracia frente a las cámaras de televisión. Salvo luminosas excepciones la inteligencia de izquierda es hoy, por decir lo menos, fatua y frívola, distanciada fatalmente de un pueblo agobiado por una derecha de amplio espectro.

¿Qué hacer? Se preguntó Lenin en los inicios del siglo pasado y encabezó triunfalmente la revolución rusa. Los mexicanos nos preguntamos lo mismo, pero la palabra revolución ha desaparecido del imaginario político desde la revolución informática de fines del siglo mencionado. La respuesta en situaciones de normalidad política es que cada uno de nosotros hagamos lo mejor posible lo mejor que sabemos hacer. En esa circunstancia hay siempre un espacio para el desempeño personal de profesionistas, empleados, vendedores, artistas, amas de casa, estudiantes y vendedores de chicles. Producir lo mejor de nosotros parecería ser el aporte personal y colectivo a la solución de los problemas públicos. Pero sucede que no estamos en esa situación de normalidad, sino que el desastre diario se ha vuelto lo normal y no es individual la forma ciudadana de encarar la tormenta. No tengo ninguna duda que la acción colectiva es la clave para deshacernos de las lacras que empañan nuestro futuro y reencauzar el gran esfuerzo ciudadano hacia los mejores horizontes de crecimiento y desarrollo. Y cuando llego a esta conclusión mi imaginación se vara y no halla cauces de gestión para la movilización ciudadana. Es entonces que la tristeza y desesperación amurallan mi quehacer. Ojalá no a todos les suceda lo mismo.


No digamos más por ahora.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

sábado, 5 de septiembre de 2009

Es mejor tener la boca cerrada y parecer estúpido que abrirla
y disipar la duda.


Mark Twain

jueves, 3 de septiembre de 2009