jueves, 22 de mayo de 2008

CÁRTEL CRIMINAL


Mucho dijeron nuestros maestros de Economía Política de la integración de los cárteles como un resultado normal del desarrollo capitalista, como una forma de asegurar la reproducción del capital acrecentando ganancias al imponer precios y acumulando y concentrando recursos financieros capaces de desplazar competidores en cada rama industrial. Se dijo que la concentración y acumulación de la riqueza era una ley del desarrollo capitalista que hacía del crecimiento empresarial una guerra entre los propios dueños de las empresas, hasta el punto de llegar a la "desacumulación", o sea la destrucción del capital existente como método de abrir agujeros en la economía y llenarlos con capital fresco. Todo eso ha resultado cierto.


Ahora vemos a diario que el concepto de cártel se aplica con supina constancia a las organizaciones que trafican con droga, y así tenemos al cártel del Golfo, el cártel de Sinaloa y los que se formen al calor de la torpe guerra que Felipe Calderón inició contra "el crimen organizado" y ahora no sabe cómo ganar (y lo más probable es que la pierda, porque los asuntos clave de este combate, tales como el sistema financiero de blanqueo de dinero y la presencia de corrupción y traición entre los funcionarios sigue intacta). Sin embargo, los cárteles de la economía clásica siguen su curso y algunos de ellos también deberían considerarse como organizaciones criminales. Enseguida nos hacemos de un comentario de Alfredo Jalife para mostrar la estructura orgánica del cártel criminal de los alimentos, el cártel del hambre.


"Un organigrama del cártel alimentario tendría a la cabeza a Archer Danields Midland, Unilever, Grand Metropolitan (Pillsbury), Cargill y Cadbury, que se subdividiría en siete rubros:
1. Granos (Continental, Cargill, Bunge & Born, Louis Dreyfus, ADM-Topfer, André, Quaker Oats); 2. Carnes (BP, Conagra, Cargill, Sara Lee, Hormel); 3. Lácteos (Nestlé, Borden, Kraft, M.E. Frank, Hoogwegt, Unilever); 4. Aceites y grasas comestibles (Unilever, ADM, Procter & Gamble); 5. Azúcar/cacao (Nestlé, Tate & Lyle, Cadbury); 6. Bebidas (Guiness, Bass, Seagram, Coca-Cola, Pepsi-Cola, Anheuser Busch); y 7. Distribución (Nestlé, Grand Metropolitan-Pillsbury, RJR Nabisco, Phillip Morris, Kellogg, General Mills, United Biscuit, BSN, Hillsdown Holdings, Ralston Purina, Safeway, Chiquita International).
Cargill exporta 25 por ciento de granos de EU y es de las principales empresas de ese país con ingresos por 88 mil 300 millones de dólares el año pasado; opera con una importante rama financiera para riesgos en los mercados de futuros y cuenta con un hedge fund: Black River Asset Management.
Continental CGC se ha especializado en cereales, aves, porcicultura, carne de res, inversiones en seguros, bienes raíces y compra de activos empresariales. Archer Daniels Midland (ADM) se ha consagrado al negocio de los biocombustibles y 43 por ciento de sus ganancias provienen de productos subsidiados por el gobierno estadunidense.
La madeja de integración vertical y horizontal del cártel alimentario es impactante, pero más asombroso resulta el paraguas financiero de sus otrora grandes bancos (antes de su insolvencia global), primordialmente anglosajones y suizos, vinculados con su estructura operativa de control del aparato gastrointestinal del impotente género humano totalmente avasallado. ¿Cómo vamos a responder los ciudadanos del mundo a este desafío mayúsculo?"


Por lo pronto respondemos con mentadas de madre. Ya habrá otras respuestas.

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