martes, 1 de julio de 2008

NUIS DIBAIN


Una tardeada de chamacos. Un lugar donde se vendía alcohol a los menores y se les facilitaba acceso a drogas, quizá no tan menores. Una tarde de viernes de reven de aquellos, el sitio se atasca de jóvenes bailando al estruendo del diyei mientras los ventiladores se llevan fuera el persistente olor a mota. Una orden sin lugar de salida conocido llega a un jefe policíaco: hay que tomar el New’s Divine con todo y todo. El tinglado está ya en su lugar. La policía practica un desalojo que no lo es, puesto que las puertas para desalojar están cerradas o tapadas de policías. Adentro, en la oscuridad de lo estroboscópico, los jóvenes en tumulto escuchan órdenes incoherentes. El pánico no dilata en aparecer. El único concierto presente –que es la fiesta- se acaba y la estampida de bailadores se estrella con puertas selladas, bien por policías, bien por los dueños del lugar. El resultado es muy conocido ya, nueve jovencitos y tres agentes del orden muertos. Marcelo “El carnal” Ebrard toma el toro por los cuernos y el lodazal detrás de la tragedia empieza a fluir. Caen cabezas de los responsables más evidentes, se abre una investigación (que sigue desarrollándose), y los chilangos y demás mexicanos estamos al pendiente de los resultados a los que sólo faltan nombres propios: corrupción, ilegalidad, inoperancia, incapacidad, ignorancia, influyentismo, ausencia de normas y controles y lo que se acumule.

Tan lucrativo suceso no ha escapado a los matarifes de la televisión y los esperpentos políticos del PAN. Dale y dale, día con día, lucran con la tragedia buscando empañar la imagen de Ebrard, quien hasta ahora ha conducido los asuntos de la Cd. de México con buena mano. La política como trapo de limpieza en manos de sicarios sin fin. Los políticos en lo suyo: “atáscate ahora que hay lodo”. Sin embargo, otro suceso sin mayor difusión (lo Divine es primero), la muerte de un comandante de la policía federal a manos de otros asesinos en un pequeño local de comida económica se mantiene muy en lo callado. Algo se esconde en este hecho que ni las televisoras y sus lectores de noticias ni los sicarios de la política han mencionado. ¿Esperarán el desenlace jurídico de la tragedia de los chamacos para dar lugar a otra carnicería mediática? ¿Habrá miedo entre los cuerpos policíacos a un mes de muerto uno de los más altos jefes?

Por el momento muchos nos conformamos con pronunciar correctamente nius dibain

2 comentarios:

Miyita dijo...

A veces no se si irremediablemente estar de acuerdo con un compatriota mio, Marco Aurelio Denegri, que dice que la humanidad en vez de mejorar empeora, que estamos condenados a exterminarnos nosotros mismos nada mas que por puros brutos, como nos encanta la basura pues... en fin...será cierto eso?, muchos abrazotes.

el güilo dijo...

Es cierto, Miyita, hoy vemos con más claridad que nunca cómo vamos al hoyo, cavando con singular fe nuestra tumba, destruyendo el ambiente y sufriendo la opresión de los que casi todo lo pueden...