jueves, 17 de julio de 2008

DIVERGENCIAS

Uno se pregunta ¿por qué los políticos de derecha siempre mienten? Se presentan como personas con criterio religioso, apegados a su familia, siempre al lado de la verdad y las buenas causas, sobre todo si son cristeras. Y siempre mienten.




Está por terminar el debate sobre la iniciativa presidencial de reforma legal a Pemex (misma que se nos ha querido vender como reforma energética y es mentira) y ya los senadores panistas están amenazando con pasar a votación la iniciativa sin considerar siquiera las conclusiones del debate en curso.

Está en marcha la consulta pública organizada por el Gobierno del Distrito Federal (julio 27) con el fin de conocer de viva expresión el sentir ciudadano sobre las reformas al marco jurídico de Pemex, pues resulta evidente el intento de privatizar la paraestatal, algo que nos devolvería a los años del primer tercio del siglo pasado, cuando nuestro petróleo estaba en manos extranjeras. Una reversión total, como diría Don Spino (Carreño Carlón dixit). Y los panistas siguen machando aberraciones sobre el tema, mintiendo pues. Veamos una reciente declaración de Felipe Calderón:

“Hay quien afirma que la soberanía se afecta con la reforma. Yo digo que es exactamente al revés... ¿Qué es lo que reduce más? ¿Qué es lo que pone en riesgo la soberanía? ¿Una reforma para producir gas mexicano o una falta de reforma que nos hace comprar la quinta parte del gas que consumimos de Estados Unidos?”



Más mentiras. La reforma no es para producir gas mexicano, ya lo producimos; y comprarlo en Estados Unidos no es problema de soberanía sino de subdesarrollo de Pemex, un organismo del Estado al servicio hoy del gobierno panista. Los cambios propuestos por Calderón son para poner en manos de empresarios privados, extranjeros y mexicanos, nuestra industria petrolera y seguir ordeñando financieramente la empresa, sin hacer uso de las altísimas utildades que presenta anualmente para impulsar acciones de desarrollo y no de despilfarro como hasta hoy se ha hecho. Al menos así lo expresan con toda claridad intelectuales en defensa del petróleo:



"Los debates sobre las iniciativas de reforma energética ya han puesto en claro que deben ser rechazadas. Son inaceptables porque van en contra de la letra y el espíritu de la Constitución, a la que se pretende violentar a través de cambios en leyes secundarias. Es evidente su intención privatizadora porque pretenden transferir a empresarios e inversionistas privados, foráneos y nacionales, las actividades estratégicas de la industria. Se les permitiría construir, operar y ser propietarios de instalaciones, equipos y ductos para explorar y desarrollar campos de petróleo y gas; para refinar petróleo y procesar gas, y para transportar, almacenar y distribuir productos petrolíferos y petroquímicos básicos. En una palabra: se pondría en manos privadas el núcleo de la industria petrolera y las funciones básicas de Pemex".



No hay comparación entre lo dicho por los voceros oficiales y los analistas universitarios y profesionales. Calderón y amigos nos están urgiendo (así lo dice doña Kessel y Germán el del PAN y el que como presidente cobra) a aprobar la reforma porque así les urge a las compañias privadas y el propio gobierno de los Estados Unidos, con quienes ya hicieron compromisos.



Seamos derechos. Seamos claros, hoy más que nunca la derecha se distingue perfectamente de la izquierda. La derecha atiende a los empresarios, la izquierda se alinea con causas populares.

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