El Presidente expuso ayer, por segunda vez en el mismo año (la anterior fue en septiembre), un resumen de su trabajo en los dos años que tiene de cobrar como presidente. Muchos deseábamos pero pocos esperaban que hubiera mostrado la experiencia de dos años de pésima administración y con ello un redireccionamiento del rumbo para los siguientes cuatro años. Pero ganó la inercia y la facilidad de repetir lo mismo: la gran disposción del El Ejecutivo para enfrentar los problemas, el primero-muertos-que-un-paso-atrás (como si alguien se lo hubiera pedido nunca), los pantalones bien fajados para sortear la crisis económica que ya se asoma con firmeza en México, las elecciones del 2009, la firmeza con que mantiene a los delincuentes que despachan en las áreas de seguridad del Estado. Nada nuevo, como si las metas y propósitos planteados hace dos años no hubieran cambiado radicalmente en los últimos dos meses, como si las exportaciones no se estuvieran cerrando y el peso cayéndose y los muertos multiplicándose. Nada. Vaya, hasta las lágrimas para Mouriño salieron de nuevo.
Y sin que fuera una casualidad, el Chucho Mayor medio tomó posesión de su cargo de presidente espurio del PRD ¿Hemos los mexicanos de valernos por nosotros mismos?
El crimen organizado sí blindó su propia economía. Y Dios sin proveer.
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