lunes, 25 de agosto de 2008

DE INTENCIONES


De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno, decía Marx. Hay, sin embargo, ocasiones en que hasta las buenas intenciones cuentan. Pero la XXIII reunión del Consejo Nacional de Seguridad estuvo plagada de buenas intenciones que para los ciudadanos no cuentan. Y tampoco significan algo para la violencia criminal organizada, que a 24 horas de realizada la citada reunión había ejecutado a 28 personas más. ¿Qué habrán acordado las pasadas 22 reuniones del Consejo?

Uno pensaría que el banquillo de los acusados en la reunión de Los Pinos estaría ocupado por los delincuentes a quienes se dirigió tanta palabra, pero no, el acusado principal resultó el mismo organizador del pomposo evento, el presidente Calderón. No podía ser de otro modo. Ya no tenemos humor para estas improvisaciones de Felipe. Recordemos que al Consejo se le convocó al calor de las frivolidades de Marcelo Ebrard sobre su asistencia a la “cumbre” (si voy-no voy-convoco a mi cumbre-si quiere Calderón que vaya). Los Pinos se asustaron con el enlace entre Ebrard y Bours para convocar a la Conago con el mismo tema y así fue que se lanzó una convocatoria más que urgente, urgida. Un chistorete enmedio de la más feroz trifulca enderezada a balazos contra el Estado mexicano.

Las buenas intenciones también se esfuman cuando miramos a conocidísimos delincuentes oficiales signando pactos contra su propia vocación: Ulises de Oaxaca, Marín el poblano precioso, Fidel de Veracruz, por mencionar a gobernadores. Romero Deschamps el petrolero y la Maestra Gordillo, del sindicalismo organizado, una mancuerna de pillos apoyada y promovida sin medida desde Los Pinos, cuyas facturas de 2006 no se acaban y las del 2009 no alcanzan. Con los enemigos sentados a la mesa la comilona tiene sabor a traición.

La estructura, el contenido y los alcances del llamado pacto sólo mueven a risa. Se pactaron 75 puntos (algunos con subíndices) y se publicaron 74 en donde se desperdigan objetivos, metas y posibilidades. No es creíble que haya ciudadano alguno que sepa lo que se acordó y menos que tenga forma de ver si se cumple. El documento no indica responsabilidades concretas ni manera alguna de dar seguimiento a lo que se garrapateó. Todo se va en plazos que rebasan la acción. Y lo más inquietante es que el pacto no tiene ningún alcance jurídico ni obliga a los firmantes a nada. Los tres poderes de la Unión, los gobernadores, los presidentes municipales. El clero católico, la CNDH y representantes campesinos, obreros, empresariales, de medios de comunicación. Un verdadero mazacote en donde cada quien juega su Bingo. Para tales propósitos existen ya las leyes correspondientes. Miguel Ángel Granados Chapa (Proceso, agosto 24, 2008) menciona que Felipe firmó en calidad de testigo de honor, lo que significaría que encabeza el Poder menos comprometido, con compromisos honoríficos.

Acaso la voz más escuchada fue la de Alejandro Martí, padre del adolescente secuestrado y asesinado, cuya muerte desató estos demonios. Acaso por ser un ciudadano su participación en el foro no debía haber sido, de no ser porque sin él la reunión del Consejo no habría trascendido a los medios de comunicación. No por nada Nelson Vargas y familia ya levantaron su propio reclamo por el secuestro de su hija el año pasado. Alguien está cuchileando este asunto, no lo perdamos de vista.

Y ya viene la marcha del 30 de agosto, convocada por Iluminemos México, una organización dirigida por el empresario Elías Kuri, auxiliado por Laura Elena Herrejón, una dama militante del movimiento Pro Vecino y ligada a Sociedad en Movimiento, ambos grupos identificados con el Yunque, el grupo de ultraderecha más poderoso del país.

Dios nos agarre confesados.

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