viernes, 18 de marzo de 2011

LA ENTREGA


Aviones extranjeros nos espían y amenazan. Policías extranjeros deciden cuánta sangre demanda el imperio. Débiles por nacimiento y desarrollo, los que lucen el poder cierran el carnaval tirando máscaras y tapujos e informan que están voluntariamente sometidos a un designio superior.

El Breve planteó, es su solitaria ilegitimidad, una guerra que lo asentara en el trono, soñando que sabía lo que eran sus alas. Asistido por los vecinos norteños en semejante lance, Felipe soltó las tropas federales a combatir un enemigo rápido y furiosamente armado por el propio Felipe. Quién lo iba a pensar.

Poco menos de cuarenta mil cruces buscan hoy nombre y epígrafe. Lenta, inevitable, horrorosamente vivimos la gran mentira detrás de la infame cruzada militar. Se dijo a los pobladores que aguantaran las balas, que todo era por la patria. Y detrás de la patria se festinaba una entrega, se regalaban armas al malevo enemigo y se arrodillaban al imperio los albaceas de la nación.

73 años atrás, el General Lázaro Cárdenas canceló la vida en suelo mexicano a las sanguijuelas extranjeras, hinchadas de nuestro petróleo. Ahora, una tribu aislada y depredadora, suscribe con tinta negra los papeles que abren el nuevo camino a los bichos e hipotecan el erario petrolero. La sangre encauza un río tan caudaloso como el del gran soborno.

Lo dijo Mrs. Green, la silla presidencial está reservada. Lo comentó Cardona, viviendo como colonia la soberanía se vuelve suntuosa. Pero nadie abre el expediente fatal, el que Calderón no sobreviviría: traición a la patria.

Sencillo, nadie de la farándula política quedaría vivo. Ausente la patria de sus mentes, los arrendatarios de curules y señoríos sacrifican su ocio jugando al pan y queso. Autistas voluntarios de la vida que nos mata, viven su comodato buscando el siguiente proveedor. Y ninguno más oportuno que El Presidente.

En semejante paz porfiriana las palabras nación y soberanía suenan a pueblos lejanos, más bien pobres. La medida de la traición está impresa en moneda extranjera. Petróleo, patria y pueblo no coinciden con las siglas del dólar.

¿Qué narguiles nos atan en este opio ensoñador?

Viva la patria, viva México.

No hay comentarios: