viernes, 1 de marzo de 2013

QUE ALGUIEN ME EXPLIQUE





“Siempre me gana la risa
cuando oigo hablar del PRI”
Oscar Chávez

Las representaciones priístas recién reunidas el pasado 22 y 23 de febrero para revisar los estatutos de su partido, acordaron modificar todo lo relativo al IVA. En concreto, decidieron eliminar las palabras: “el PRI defiende la economía popular y no aceptará la aplicación del IVA en alimentos y medicinas.” Y las cambiaron por otro eufemismo que mejor los oscurece: “apoyará con todo rigor a los productores agropecuarios de nuestra nación para garantizar la soberanía alimentaria y así contribuir a la defensa de la economía familiar”. Claro, y yo tengo una tía con un veranito de sandías en Guamúchil.

¿Y de dónde acá la novedad? ¿Desde cuándo los del PRI saben cuáles son su estatutos? ¿Desde cuándo los que lo saben los respetan? Vámonos poniéndonos de acuerdo antes que el engrudo se haga más bolas. Porque de lo que sí no podemos olvidarnos es de la roqueseñal, el famoso festejo priísta por el incremento al IVA, allá en marzo de 1995, cuando el PRI promovió y ganó en el Congreso un aumento del 10 al 15% en el Impuesto al Valor Agregado. Quizá eran los tiempos de “defensa de la economía popular” estatutaria, quizá 18 años ya no son nada, el caso es que estas huestes vuelven este fin de semana a lo mismo. Lo bueno es que los líderes priístas llegan como se van, sin abrir la boca, no es su estilo, ellos votan lo que se les ordena y rápido.

El PRI vive el momento mágico de su Pacto por México. En este reducido entorno -que abarca a cuatro o cinco personas- es sencillo atemorizar con viejos petates y viejas mañas. Ahora se desvive Peña por dejar claro que el elbazo no tiene razones políticas, siendo que no las tiene ni económicas. Los recursos mal utilizados por La Maestra eran del SNTE, y a menos que se clasifique ya a dicha corporación como asociación delictuosa sus recursos y los regalos que haga con ellos siguen siendo legales. Lo ilícito es que el gobierno haya entregado esa cantidad de recursos al SNTE y que los procedimientos judiciales de Murillo Karam no se distingan en nada a los de García Luna. La educación en México depende de un gobierno fuerte y un Estado cierto, no de policías y ladrones.

Y ahora vienen tras la mentada reforma energética, envuelta en una Estrategia Nacional de Energía. Tras el palo aturdidor, aparece la verdadera sustancia de la reforma energética, la que pretende explícitamente “incentivar una mayor participación del capital privado en el sector eléctrico y petrolero, tanto en almacenamiento y distribución de hidrocarburos como en la refinación de crudo, en la petroquímica y en la explotación de recursos no convencionales, como el gas shale”. Justamente lo que la Constitución prohíbe. No preguntemos por la forma en que se realizarán semejantes operaciones, lo más seguro, después de ver el desempeño en la explosión en el complejo administrativo de Pemex es que se repita la fórmula de Calderón: “aiga sido como aiga sido”.

¿Cuál es la prisa, Sr. Peña? Los privados la están pasando de lujo, nomás que su ambición no tiene límite, no se deje usted presionar de esas formas. Porque sí sabe usted, Lic., que los 22 grupos controladores del país ganaron 140 mil millones de pesos en 2012, mientras que en los últimos dos años el número de personas pobres con hambre creció en 3 millones de personas. ¿No es más lógico empezar por los que menos tienen? Porque no me dirá que el teletón contra el hambre de doña Chayo va a resolver un ápice de ese gravísimo problema.

La declaración oficial más divertida sobre la flamante Estrategia es la que dice que México enfrenta retos de medio ambiente, donde los costos a la salud y al entorno natural derivados del uso de la energía son significativos. Por ello, tanto en materia de hidrocarburos como en electricidad es fundamental la participación del sector privado”. Que alguien me explique, por Dios. ¿Qué relación tiene la actividad ambiental depredadora de los privados –las empresas turísticas, hoteleras y otras- con su “fundamental” participación en Pemex?

Pero tratándose de cantinflear el huésped de Los Pinos tiene más cuerda: “..durante los últimos años se han llevado a cabo acciones que han permitido mejorar la situación del sector energético, entre ellas multiplicar las inversiones en exploración en busca de hidrocarburos, lo que permitió revertir la declinación natural del crudo y alcanzar un nivel de restitución de reservas probadas de 100 por ciento”. Séase, todo se lo debemos a los privados, de allí la prisa por incentivar su inversión. Acaso no le han dicho a Peña la escasa propensión a invertir en México que tienen los privados, acaso no sabe que por cada dólar que los empresarios extranjeros invirtieron en 2012, los mexicanos que trabajan en Estados Unidos enviaron a sus familias, vía remesas, 1.77 dólares. Por el bien de todos, primero los pobres, Lic.

Los inversionistas mexicanos no cantan mal las rancheras tampoco. Entre 2008 y 2012, la participación de extranjeros como poseedores de valores gubernamentales en el mercado financiero local creció de 200 mil millones de pesos a un billón de pesos, es decir, se multiplicó por cinco, de acuerdo con datos del Banco de México. La economía está agotada, el crecimiento estancado, las inversiones se van o no vienen, el caso es que mientras el gobierno se desvive en afanes por atraer capital fijo quien se lleva las medallas es la Bolsa Mexicana de Valores, sitio preferido de la inversión extranjera, golondrina.

Que alguien me explique, en caridad de Dios. A ver. La operación de Pemex en 2012 arrojó pérdidas por 34 mil millones de pesos. La empresa ingresó un billón 72 mil millones de pesos, tuvo costos de operación por 155 mil millones, lo que no es nada, pero el fisco le retiró el 95.5% del ingreso y le dejó un adeudo por obligaciones financieras de 38 mil millones. Una empresa quebrada no interesa a nadie. ¿Y los empresarios? Trabajando en contra, Sr. Peña, que le expliquen bien. En el mismo período, el hueco en las finanzas públicas causado por la elusión del pago de impuestos alcanzó una dimensión de 669 mil millones de pesos, más de la mitad del monto de los recursos que Pemex aporta a la nación, en el mismo sentido los privados mexicanos enviaron 37 mil 287 millones de dólares al exterior. No se puede coinvertir con los enemigos.

Visto así, ¿No es más fácil poner orden en las finanzas antes de amarrar los perros con longaniza? Desde luego que no, Videgaray ya anunció que es inevitable que el costo de la energía –gasolina, gas, electricidad y otros– pueda incrementarse para el consumidor final”. Dicho al revés, se decidió incrementar el costo de los derivados del petróleo, dañando el ingreso de los ciudadanos, antes que incrementar los impuestos a los ricos. Y que sigan los gasolinazos.

Curioso nuestro caso, el gobierno considera que el desarrollo del país demanda participación privada. Los privados prefieren invertir en el extranjero y eluden al fisco. El gobierno amenaza con hacerlos invertir y el resto de la sociedad estamos de voyeurs. Esperaría que Morena levante nuevamente las consignas contra la venta de Pemex.




 





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