sábado, 26 de enero de 2013

CON LA VERDAD NO SE JUEGA




Es relativamente sencillo identificar los argumentos de la derecha y de su gobierno. Y es que simplemente se reducen a mentiras presentadas pomposamente, que no resisten el menor análisis. La derecha, sus partidos y sus políticos, se orientan siempre por prejuicios e intereses y jamás se ocupan por una demostración empírica, acaso porque no las tienen o porque no convienen.

Por eso suscribo lo dicho por Mauricio Merino acerca de la Declaración Patrimonial presentada en blanco por el Lic. Peña: Con la honestidad no se juega. Es oportuno mencionarlo porque en los últimos días han circulado versiones varias sobre los planes privatizadores que para Pemex preparan el gobierno federal y los señores diputados. Y en ese río hay muchos pescadores revueltos, unos deshonestos y otros de plano ladrones.

Los corporativos privados ya hablaron al respecto y hablaron claro: “Hay dinero suficiente; hay crédito suficiente y habría también un apetito muy importante sobre todo de inversionistas extranjeros.” Se trata de un apetito tan antiguo como insaciable, El Demonio de Tréveris lo definió como un proceso de acumulación y concentración hasta el infinito, sorteando las crisis que ese proceso genera, normalmente mediante la destrucción de parte del capital acumulado. Nada que ver con la distribución del ingreso, sino de saciar enteramente el apetito confeso.

Y los empresarios rematan: “Si tenemos nosotros que hacer un esfuerzo adicional para que haya mayor recaudación, lo vamos a hacer”. ¿No debiéramos estar agradecidos de tan generosa oferta? Claro que no, los impuestos son obligatorios. Y por más generosa que parezca la oferta es una mentira. No es verdad que haya dinero suficiente. El presupuesto inercial no ofrece mayor margen para inversiones públicas durante 2013, todo lo no previsto se fondeará con nueva deuda. El esfuerzo adicional de los privados se reduce entonces a su propuesta de alza general del IVA y aunque lograran este incremento recaudatorio, el monto resultante representaría únicamente un incremento del 1.5% del PIB, es decir, la mitad del impacto que hoy representa la recaudación tributaria.

Para tomar en consideración los exabruptos de los ricos necesitamos reconocer lo dicho por Santiago Levy: sin la eliminación de la elusión y la evasión fiscal no es posible apalancar el crecimiento incrementando únicamente los impuestos indirectos, es necesario gravar más las ganancias de los que más tienen y detener la elusión que, bajo régimen legal, evita el ingreso de 600 mil millones de pesos anualmente. Y luego volvemos a platicar con los privados.

Por su parte Peña ha utilizado diversas expresiones acerca del financiamiento privado en Pemex. Dice en una de esas: “Hay que superar atavismos ideológicos respecto del régimen legal de Pemex, que limita la participación de capital privado en las áreas de exploracion y extracción de crudo”. ¿Cuáles son esos atavismos ideológicos de cuál régimen legal? El atavismo es la soberanía de la nación sobre el uso de nuestros recursos naturales, incluyendo los hidrocarburos. Y el régimen legal a que se refiere el Lic. está en la Constitución, Art. 27: “CORRESPONDE A LA NACION EL DOMINIO DIRECTO DE TODOS LOS RECURSOS NATURALES DE LA PLATAFORMA CONTINENTAL.. EL PETROLEO Y TODOS LOS CARBUROS DE HIDROGENO SOLIDOS, LIQUIDOS O GASEOSOS; Y EL ESPACIO SITUADO SOBRE EL TERRITORIO NACIONAL, EN LA EXTENSION Y TERMINOS QUE FIJE EL DERECHO INTERNACIONAL.” En nada ayuda a una reforma nacional escuchar del presidente palabras ofensivas al suponer ignorantes a los mexicanos.

Este mismo señor atraviesa otra viga en el discurso: “.. debemos tener un sistema regulatorio que puedan las empresas (sic) unir fuerzas con Pemex en un marco orientado al mercado, que permita atraer capital para explotar los inmensos recursos naturales del país”. Ese sistema regulatorio existe ya, Sr. Presidente, el asunto es que no funciona. Veamos de nuevo el texto fundacional: “TRATANDOSE DEL PETROLEO Y DE LOS CARBUROS DE HIDROGENO SOLIDOS, LIQUIDOS O GASEOSOS O DE MINERALES RADIOACTIVOS, NO SE OTORGARAN CONCESIONES NI CONTRATOS, NI SUBSISTIRAN LOS QUE, EN SU CASO, SE HAYAN OTORGADO Y LA NACION LLEVARA A CABO LA EXPLOTACION DE ESOS PRODUCTOS”. Es decir, no es necesario ningún marco regulatorio nuevo, bastaría con un Estado de derecho que eliminara la opacidad y la rapacería con que se conducen los grupos privados, para pensar en invitarlos a conjuntar esfuerzos.

A pesar de que estos temas están ya en la agenda ciudadana, el nuevo gobierno pretende hacerlas pasar como algo novedoso y bondadoso para el crecimiento económico, cuando la verdad es que las decisiones sobre Pemex ya están en marcha, más allá de declaraciones y promesas solemnes sobre “pluralidad económica”. Y con la verdad tampoco se juega.

La semana pasada, el Consejo de Administración de Pemex aprobó una coinversión de 556 millones de dólares con la empresa Mexichem, propiedad del ex banquero Antonio del Valle, para desarrollar la cadena cloruro de vinilo sustancia base para elaborar envases plásticos, negocio principal de Mexichem. El reporte de Alberto Barranco no deja dudas sobre esta primera incursión –conocida- de Peña en los negocios oscuros con grupos de poder.
 
Desde hace meses, se ha venido acondicionando la planta Pemex de Pajaritos, en Coatzacoalcos, para integrar una empresa con Mexichem donde Pemex sería dueña del 34% del capital. En Pajaritos el gobierno ha invertido ya en acondicionar instalaciones públicas para drenaje químico y pluvial, barda perimetral y torres de vigilancia, se repararon tres tanques de enfriamiento y los equipos mecánicos y de mantenimiento en edificios y talleres. Nomás en los tanques ya se invirtieron 200 millones de pesos.

Mexichem, anteriormente una paraestatal denominada Cloro de Tehuantepec, se volvió extrañamente en empresa privada durante el foxismo y desde entonces se dedica a vender a Pemex cloro para que sea procesado con etileno –de extraordinaria pureza en Pajaritos- y convertirlo cloruro de vinilo que inmediatamente compra Mexichem. Quizá buscando que Pemex no siga como maquiladora, su Consejo de Administración acordó, contra toda ley, coinvertir con la familia del Valle. Sería la primera empresa pública-privada en el área de hidrocarburos desde 1938.

Si el primer eje del Gobierno peñista es “lograr un México en paz”, será muy difícil avanzar al segundo eje (¿?), mientras los aspavientos reformadores estén limitados a cenáculos y círculos de poder, lejos de quienes le dieron votos al Lic. y de quienes, votando en su contra, deseamos realmente una política plural y democrática centrada en el crecimiento del país y la distribución equitativa de la riqueza.

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