Es relativamente sencillo identificar los argumentos de la
derecha y de su gobierno. Y es que simplemente se reducen a mentiras
presentadas pomposamente, que no resisten el menor análisis. La derecha, sus
partidos y sus políticos, se orientan siempre por prejuicios e intereses y
jamás se ocupan por una demostración empírica, acaso porque no las tienen o
porque no convienen.
Por eso suscribo lo dicho por Mauricio Merino acerca de la
Declaración Patrimonial presentada en blanco por el Lic. Peña: Con la honestidad no se juega. Es
oportuno mencionarlo porque en los últimos días han circulado versiones varias
sobre los planes privatizadores que para Pemex preparan el gobierno federal y
los señores diputados. Y en ese río hay muchos pescadores revueltos, unos
deshonestos y otros de plano ladrones.
Los corporativos privados ya hablaron al respecto y hablaron
claro: “Hay dinero suficiente; hay
crédito suficiente y habría también un apetito muy importante sobre todo de
inversionistas extranjeros.” Se trata de un apetito tan antiguo como insaciable,
El Demonio de Tréveris lo definió como un proceso de acumulación y
concentración hasta el infinito, sorteando las crisis que ese proceso genera,
normalmente mediante la destrucción de parte del capital acumulado. Nada que
ver con la distribución del ingreso, sino de saciar enteramente el apetito
confeso.
Y los empresarios rematan: “Si tenemos
nosotros que hacer un esfuerzo adicional para que haya mayor recaudación, lo
vamos a hacer”. ¿No debiéramos estar agradecidos de tan generosa oferta? Claro
que no, los impuestos son obligatorios. Y por más generosa que parezca la
oferta es una mentira. No es verdad que haya dinero suficiente. El presupuesto
inercial no ofrece mayor margen para inversiones públicas durante 2013, todo lo
no previsto se fondeará con nueva deuda. El esfuerzo
adicional de los privados se reduce entonces a su propuesta de alza general
del IVA y aunque lograran este incremento recaudatorio, el monto resultante
representaría únicamente un incremento del 1.5% del PIB, es decir, la mitad del
impacto que hoy representa la recaudación tributaria.
Para tomar en
consideración los exabruptos de los ricos necesitamos reconocer lo dicho por
Santiago Levy: sin la eliminación de la elusión y la evasión fiscal no es
posible apalancar el crecimiento incrementando únicamente los impuestos
indirectos, es necesario gravar más las ganancias de los que más tienen y detener
la elusión que, bajo régimen legal, evita el ingreso de 600 mil millones de
pesos anualmente. Y luego volvemos a platicar con los privados.
Por su parte Peña
ha utilizado diversas expresiones acerca del financiamiento privado en Pemex.
Dice en una de esas: “Hay que superar atavismos ideológicos respecto del
régimen legal de Pemex, que limita la participación de capital privado en las
áreas de exploracion y extracción de crudo”. ¿Cuáles son esos atavismos
ideológicos de cuál régimen legal? El atavismo es la soberanía de la nación
sobre el uso de nuestros recursos naturales, incluyendo los hidrocarburos. Y el
régimen legal a que se refiere el Lic. está en la Constitución, Art. 27: “CORRESPONDE A
LA NACION EL DOMINIO DIRECTO DE TODOS LOS RECURSOS NATURALES DE LA PLATAFORMA
CONTINENTAL.. EL PETROLEO Y TODOS LOS CARBUROS DE HIDROGENO SOLIDOS, LIQUIDOS O
GASEOSOS; Y EL ESPACIO SITUADO SOBRE EL TERRITORIO NACIONAL, EN LA EXTENSION Y
TERMINOS QUE FIJE EL DERECHO INTERNACIONAL.” En nada ayuda a una reforma nacional escuchar del presidente
palabras ofensivas al suponer ignorantes a los mexicanos.
Este mismo señor atraviesa otra viga en el discurso: “.. debemos
tener un sistema regulatorio que puedan las empresas (sic) unir fuerzas con
Pemex en un marco orientado al mercado, que permita atraer capital para
explotar los inmensos recursos naturales del país”. Ese sistema regulatorio
existe ya, Sr. Presidente, el asunto es que no funciona. Veamos de nuevo el
texto fundacional: “TRATANDOSE DEL PETROLEO Y DE LOS CARBUROS DE HIDROGENO SOLIDOS,
LIQUIDOS O GASEOSOS O DE MINERALES RADIOACTIVOS, NO SE OTORGARAN CONCESIONES NI
CONTRATOS, NI SUBSISTIRAN LOS QUE, EN SU CASO, SE HAYAN OTORGADO Y LA NACION
LLEVARA A CABO LA EXPLOTACION DE ESOS PRODUCTOS”. Es decir, no es necesario ningún
marco regulatorio nuevo, bastaría con un Estado de derecho que eliminara la
opacidad y la rapacería con que se conducen los grupos privados, para pensar en
invitarlos a conjuntar esfuerzos.
A pesar de que estos temas están ya en la agenda ciudadana,
el nuevo gobierno pretende hacerlas pasar como algo novedoso y bondadoso para
el crecimiento económico, cuando la verdad es que las decisiones sobre Pemex ya
están en marcha, más allá de declaraciones y promesas solemnes sobre “pluralidad
económica”. Y con la verdad tampoco se juega.
La semana pasada, el Consejo de Administración de Pemex
aprobó una coinversión de 556 millones de dólares con la empresa Mexichem,
propiedad del ex banquero Antonio del Valle, para desarrollar la cadena cloruro
de vinilo sustancia base para elaborar envases plásticos, negocio principal de
Mexichem. El reporte de Alberto Barranco no deja dudas sobre esta primera
incursión –conocida- de Peña en los negocios oscuros con grupos de poder.
Desde hace meses, se ha venido acondicionando la planta
Pemex de Pajaritos, en Coatzacoalcos, para integrar una empresa con Mexichem
donde Pemex sería dueña del 34% del capital. En Pajaritos el gobierno ha
invertido ya en acondicionar instalaciones públicas para drenaje químico y
pluvial, barda perimetral y torres de vigilancia, se repararon tres tanques de
enfriamiento y los equipos mecánicos y de mantenimiento en edificios y
talleres. Nomás en los tanques ya se invirtieron 200 millones de pesos.
Mexichem, anteriormente una paraestatal denominada Cloro de
Tehuantepec, se volvió extrañamente en empresa privada durante el foxismo y
desde entonces se dedica a vender a Pemex cloro para que sea procesado con etileno
–de extraordinaria pureza en Pajaritos- y convertirlo cloruro de vinilo que
inmediatamente compra Mexichem. Quizá buscando que Pemex no siga como
maquiladora, su Consejo de Administración acordó, contra toda ley, coinvertir
con la familia del Valle. Sería la primera empresa pública-privada en el área
de hidrocarburos desde 1938.
Si el primer eje del Gobierno peñista es “lograr un México
en paz”, será muy difícil avanzar al segundo eje (¿?), mientras los aspavientos
reformadores estén limitados a
cenáculos y círculos de poder, lejos de quienes le dieron votos al Lic. y de
quienes, votando en su contra, deseamos realmente una política plural y
democrática centrada en el crecimiento del país y la distribución equitativa de
la riqueza.
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