martes, 6 de noviembre de 2012

LAS REFORMAS EMPEZARON YA


Finalmente, en el asunto de la reforma laboral, los patrones de ElElecto se impusieron a la voluntad de partidos, coaliciones y de los llamados representantes populares, no digamos de la sociedad. Bastó un desplegado periodístico de los empresarios, manoteando la mesa de las negociaciones, para poner orden en el desorden organizado por príistas ingenuos, con intereses fincados fuera de la Cámara.

¿Cómo que transparencia sindical y no al outsourcing y sí al contrato por  horas y si/no al contrato colectivo, y ya veremos con los votos secretos o vendidos? ¿Disidencia entre el charrismo y el PRI? Vamos, esas son naderías propias de la alucinación de los que hablan del nuevo PRI. Nada de reformas preferentes ni normas constitucionales, aquí la única cera que arde es la de los que pagaron la elección presidencial.

Lo que sí va muy bien es el entendimiento entre los partidos de la oposición. Como si  la gobernabilidad parlamentaria y nacional residiera en las alianzas oportunistas de quienes viven para hacerse ricos a costa de engaños. Los acuerdos de la reforma laboral deberían ser acuerdos consensuados (ya hasta Carstens lo hizo notar), ElElecto llegó a serlo (primero por Trife) por una minoría de mexicanos y con una cantidad de votos opositores muy por encima de los propios. Esto obliga a trenzar acuerdos firmes, los mismos que pregonaba Peña, antes que le cayera el chubasco empresarial.

Lo más grave no son los desfiguros de una clase política de por sí en hilachas. El hecho preocupante para los trabajadores es la anulación de sus derechos básicos, de modo que los dueños del capital puedan incrementar sin límite la tasa de explotación, acentuando la pobreza y la grave desigualdad que afecta el desarrollo social y económico del país. También para el resto de la sociedad el agravio es caro, no únicamente en el sentido de que si no se incorporan los obreros cabalmente al mercado laboral la economía no crece al ritmo necesaro (un asunto que venimos padeciendo al menos hace tres décadas), sino que nos habla del sentido de las reformas tannecesarias por venir. Serán las reformas preferentes del capital.

Los anuncios peñistas post campaña hablaban de la iniciativa por la transparencia, la iniciativa contra la corrupción y la iniciativa de la publicidad gubernamental, rounds de sombra pues. Pero en ausencia de una propuesta amplia, que al menos sea comunicada formalmente a la sociedad, el primer paso ha sido una reforma cuyo impacto puede acentuar el encono social y perturbar las posibilidades de centrar el esfuerzo nacional en el crecimiento, la distribución del ingreso y la justicia.

Pero ¿a quién le interesa eso del crecimiento y el desarrollo nacional? A los que no existimos. Tal como lo dijo Pedro Páramo, cuando su mayordomo le comentó que la gente andaba dañando los cercos del latifundio: "Esa gente no existe, Fulgor".

Vienen el Presupuesto 2013, la reforma fiscal y la reforma energética. No perdamos mucho tiempo, primero que nada consultemos a la Canacintra y al CCE, no vaya ser que andemos errados.



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