miércoles, 11 de mayo de 2011

LA DIGNIDAD DE UN POETA



Es preciso congratularse con Javier Sicilia y el grupo de ciudadanos que marcharon el domingo pasado urgiendo la Paz con Justicia y Dignidad, aturdidos por la criminal guerra iniciada por el gobierno federal. Las voces se escucharon en la Cd. De México, en otros lugares del país y en el extranjero. Fue un suceso inusual que trajo un aire nuevo al enrarecido ambiente que nos ahoga cada día. No importa que sea un viento pasajero y leve, es el rechazo ciudadano contundente a la política oficial sobre seguridad.

Una marcha colorida, diversa, plural, donde sólo el que no quiso no expresó su sentir ante los agravios del llamado El Presidente y su grupo de amigos autodenominados gabinete. El grupo que originalmente salió de Cuernavaca el pasado 5 de mayo, unas mil personas, fue literalmente abrazado por 90 mil ciudadanos más. Las consignas de repudio iban desde “Menos violencia y más mota” hasta “Calderón al paredón”. Esa es la tan citada como desconocida sociedad civil, que muchos ven sólo como una fuente de ganancias electorales.

Ancianos desvalidos, niños en carriolas, carriolas vacías de niños, familiares de víctimas y familias victimizadas, estudiantes, amas de casa, grupos de minorías sociales, extremistas, anarquistas, socialistas y ciudadanos de siempre a pie construyeron un contingente de silencios, cantos y gritos, bajo la convicción de que este país no puede más. La convocatoria fue la voz de un poeta sin más recurso que sus versos y letras, sin estereotipos blancos ni velas ni apoyo de las televisoras y menos del mal gobierno.

No fue una movilización cobijada por sindicatos o partidos, con pancartas de imprenta y consignas añejas y mantas deslavadas. No fue el movimiento de AMLO, inmenso pero de una sola voz. No. Se trató de una movilización callejera, organizada como el funeral del anarquista español Buenaventura Durruti, cuyo cadáver recorrió dos veces el camino al cementerio pues la lluvia impidió el primer intento por sepultarlo y hubo de regresarlo al velatorio.

El discurso central tocó el cogollo político del México de hoy. No adoptó el camino facilón de pedir la renuncia de El Chapo Calderón, eso lo gritaron todos los demás. Enjuició a los criminales de trajes negros y corbatas floridas que se apoltronan en las curules del Congreso y lanzó un pial decisivo al discurso cruel y mentiroso de El Breve: si, como dices, nos escuchas, saca al gran capo del club, el asesino mayor, Genaro García Luna, delincuente de larga historia en los regímenes panistas. No es mucho pedir a no ser porque García Luna articula las relaciones con el narcotráfico y el caudal de dólares que de allí escurren.

Me parece claro que Calderón no moverá un dedo para atender estos reclamos, no está en su narcoagenda cambiar la estrategia de lucha contra el crimen retirando a los soldados de las calles. Entendámonos bien, estamos ante un criminal que inició la guerra buscando legitimar el robo de la banda presidencial en 2006, que recibe apoyo e indicaciones del gobierno norteamericano y a quien los militares le significan la mayor posibilidad de ganar las elecciones de 2012, en su muy conocido por estúpido modo: “aiga sido como aiga sido”.

Un daño colateral inmediato se aprecia en los seguidores de López Obrador empapados de fanatismo, se les ve estupefactos ante la fuerza y empuje legítimos de los ciudadanos sin partido, que amenazan con dejar de votar. En gestos de extrema soberbia critican de tibio a Javier Sicilia, demandando la patente del discurso opositor, reproduciendo así los más graves defectos del principal líder de la izquierda y muriendo de puro ardor, como el quemado.

AMLO y su Morena deben remontar el desprecio creciente hacia la validez de las elecciones, ir más allá de congestionar el Zócalo con gente venida de los comités municipales y regionales de su movimiento y construir entendimientos con el resto de la sociedad. Primero los pobres, sí, pero no sólo los pobres también. Al final del día, la izquierda ciudadana sigue siendo una digna salida frente a la vileza de los partidos que se reputan de izquierda.

2 comentarios:

Miyita dijo...

vaya...recien me entero de esto...gracias por contarnos. un abrazoooooo

el güilo dijo...

Abrazos, Miyita. Andabas desaparecida.