martes, 28 de septiembre de 2010

DESDE EL BOSQUE DE SHERWOOD


El centro de atención económico-político de estos días es la definición del presupuesto público 2011. O debería serlo. La Ley de Ingreso y el Presupuesto de Egresos de la Federación son los temas. Estos documentos mostrarán las disposiciones de política económica de los poderes Ejecutivo y Legislativo, hacia la atención de los requerimientos nacionales para el crecimiento económico y el desarrollo social. O si se prefiere, para atender el mandato constitucional de asegurar a los mexicanos el acceso a la educación, la salud, el empleo, el ingreso real, la seguridad, la vivienda, por decir lo menos.

Sin embargo, los partidos y los representantes del gobierno se dedican a lo excéntrico (“Que está fuera del centro, o que tiene un centro diferente.”). Podría ser acaso que los parlamentarios partidistas estén estudiando muy a fondo la propuesta enviada por Calderón y que los del Ejecutivo anden atendiendo el desastre provocado por los huracanes en Veracruz, Oaxaca, Tabasco y Chiapas. Pero no es así, ambos grupos están orbitando en la obsesión infinita de las elecciones del año entrante y de las presidenciales en 2012.

Y en este punto no están tampoco en una discusión programática que analice y defina el trabajo de los futuros gobernantes en una coyuntura de crisis que no acaba, sino en el más pedestre pleito por resolver la manera en que un partido derrotará al otro, en los términos definidos para siempre por El Presidente: aiga sido como aiga sido. No se aprecia ni el aroma de un intento de concertar acuerdos, sino todo lo contrario, el bullicio de marchantes de mercado ofrece lo contrario, cómo no se deben tomar acuerdos -y mucho menos alianzas electorales- para no gobernar a nombre del amplio espectro de preferencias y necesidades de los ciudadanos. AMLO y Peña Nieto coinciden en rechazar estas alianzas.

Y como el presupuesto es también un asunto electoral, sólo hemos visto pasar los dimes y diretes de los diputados y senadores acerca de los impuestos. El partido que proponga menos impuestos será, en esta lógica infame, el más popular y el que tenga más votos y el que gane las gubernaturas pendientes y afiance su candidato a la presidencia que se viene. Así, el PRI dice que bajará el IVA en un punto porcentual –de 16 a 15-, el PAN que lo disminuirá a 12% incluyendo alimentos y medicinas y el PRD dice que lo que diga el PAN está bien, pero que podrían también apoyar al PRI; el PT hará lo que diga AMLO y Convergencia no ha dicho esta boca es mía.

Es falso el dilema sobre subir o no los impuestos. Es evidente que la población no soportará un incremento en los impuestos indirectos, como el IVA, por eso es irrelevante en términos económicos este asunto, porque no contribuye al bienestar social. El análisis de las finanzas públicas del próximo año debe incluir una modificación radical a las tasas y condiciones tributarias directas del grupo de poderosos capitalistas que atesoran el 80% del ingreso nacional.

Es urgente eliminar el esquema de “consolidación fiscal” que Luis Echeverría regaló a los grandes contribuyentes y que consiste en trasladar contablemente las grandes ganancias de uno o varios negocios de una misma firma a una de sus empresas en quiebra o con bajos dividendos (empresa ésta que quizá solo exista en el papel), de modo que el total de ganancias se anule y así se dejen de pagar más de 500 mil millones de pesos anuales al fisco, para el bienestar de los que más tienen.

Los ingresos se fortalecerán también anulando la discrecionalidad con que el gobierno federal opera sus empresas, especialmente Pemex. Es un mito la ineficacia económica de esta empresa, una de las más grandes a nivel mundial, por sus ganancias y por el volumen de sus operaciones. Una mentira a punto de considerarse verdad, porque no hay empresa que resista una carga fiscal del 45% sobre sus ingresos, que se traduce en una deducción monetaria de más del 54% de sus ganancias.

A falta de rendición pública de estas cuentas, lo que se nos informa pretende convencernos de abrir Pemex al capital privado y a la compra de petróleo por falta de refinadoras. Asociado al saqueo de las paraestatales está el crecimiento desmedido del aparato burocrático estatal. En tanto los gobiernos de derecha no cuentan con cuadros técnicamente calificados para realizar las tareas del gobierno, se ha creado un aparato de control paralelo que posiblemente sea más oneroso que el original.

De la misma manera que en los Estados Unidos el Partido Republicano –y su filial ultra, el Tea Party- amenaza con castigar a las clases medias con un alza de impuestos si no se recortan los impuestos a los ricos, en México el PAN y el PRI encabezan una ofensiva contra los ciudadanos descuidando el paquete fiscal y dejándolo al vaivén de las elecciones venideras, con la diferencia de que en EU el gobierno reconoce 15 millones de pobres y aquí existen más de 50.

Es así que Daniel Karam, Director del IMSS y responsable señalado de la muerte de 49 niños en el incendio de la Guardería ABC en junio de 2009, sin el menor rubor sugiere desaparecer el seguro de salud familiar, reducir la pensión de los jubilados y utilizar para otros fines la reserva de seguros de invalidez y riesgos del trabajo. Pero no dice pío sobre el monto de recursos que los patrones dejan de cubrir como cuotas obligatorias al Instituto.

Muy en el fondo de sus conciencias, los parlamentarios mexicanos sueñan con que la recuperación económica estadounidense nos traerá la fe perdida en nuestro propio milagro. Pero hasta los gringos saben que tal mejoría no está a la vista y que el enorme desempleo que sufren, aunado a una política monetaria nula, puede arrastrarlos a la deflación, fenómeno que pospone el crecimiento económico durante años. Pero nada justifica la venalidad con que actúan nuestros políticos en este momento.

Mientras tanto, la guerra desatada por Felipe Calderón sigue cobrando vidas, culpables o inocentes, en un número mayor que cualquier otro país del mundo, incluido Irak.

Vamos por un presupuesto que promueva el crecimiento y el bienestar de la población. Más impuestos a quién más gana.

martes, 21 de septiembre de 2010

NOCHE QUE SE DESBORDA DEL CUERPO

Jazmín sobre las noches de julio. Canción

para dos extraños que se encuentran en

una calle que no lleva a ninguna parte.

¿Quién soy yo, después de estos ojos almendrados?

Dice el desconocido.

¿Quién soy yo, después de tu exilio en mí?

Dice la desconocida

Guardémonos de remover la sal

de los mares antiguos

en un cuerpo que recuerda...

Ella le devuelve su cuerpo cálido

y él le devuelve su cuerpo cálido.

Así, los dos amantes extraños dejan su

amor desordenado,

como abandonan su ropa interior

entre las flores de las sábanas.

- Si de verdad eres mi amado, compón

un Cantar de los cantares para mí

y graba mi nombre en la rama de un

granado, en los jardines de Babilonia.

- Si me quieres de verdad, posa mi sueño

entre mis manos y dile

al hijo de María: Nos has hecho sufrir

la misma suerte que Tú has elegido.

Señor, ¿somos lo bastante justos para

la existencia del mañana?

- ¿Cómo me curaré del jazmín mañana?

- ¿Cómo me curaré del jazmín mañana?

Ellos permanecen juntos, en las sombras

que se extienden por el techo de su alcoba.

Ella le dice: No serás sombrío después de mis

pechos.

Él responde: Tus pechos son noches que iluminan lo

esencial,

noches que me cubren de besos. El lugar y yo

estamos repletos de noches que se desbordan de la

copa.

Ella se ríe de su descripción. Y vuelve a reír

ocultando la pendiente de la noche en su mano.

- Amor mío, si pudiera ser un

chico, sería tú.

- Y si yo pudiera ser una chica,

sería tú.

Ella llora, como siempre,

al regresar de un cielo color vino.

Llévame, extranjero, a un país donde

no posea un pájaro azul sobre un sauce.

Ella llora, para cruzar sus bosques en

el largo camino hacia sí misma.

¿Quién soy yo? ¿Quién soy, después de

tu exilio de mi cuerpo?

¡Ay de mí, de ti y de mí país!

¿Quién soy, después de estos ojos almendrados?

Muéstrame mi mañana.

Así, los dos amantes dejan su despedida en

desorden,

cual perfume de jazmín sobre las noches de

julio.


Cuando llega julio,

el jazmín me lleva a una calle que no conduce

a ninguna parte,

pero yo sigo cantando:

jazmín

sobre las noches

de julio.

Mahmud Darwish

jueves, 9 de septiembre de 2010

1938 EN 2010


Lúcido, penetrante, afilado en el debate. Terror de los conservadores republicanos estadounidenses. Nada que ver con los economistas pedestres, mediocres y mentirosos que cobran en la Secretaría de Hacienda y que ayer presentaron la propuesta de Presupuesto de Egresos para 2011. Una propuesta dogmática, burocrática, temerosa del déficit, ignorante de los males que aquejan a los mexicanos. Dejo paso a Paul Krugman, Premio Nobel de Economía, en su contribución más reciente al New York Times.

1938 en el 2010

La situación es la siguiente: la economía de EE.UU. fue paralizada por una crisis financiera. Las políticas del presidente limitaron los daños, pero fueron demasiado prudentes y el desempleo sigue siendo desastrosamente alto. Se necesita obviamente de más acción y, sin embargo, el público se ha indispuesto contra el activismo del gobierno y parece dispuesto a propinarle a los demócratas una severa derrota en las elecciones intermedias.

El presidente en cuestión es Franklin Delano Roosevelt, el año, 1938. En pocos años, por supuesto, la Gran Depresión había terminado. Pero es a la vez instructivo y desalentador mirar el estado de América en 1938: instructivo porque la naturaleza de la recuperación que le siguió refuta los argumentos que dominan el debate público de hoy, desalentandor porque es difícil que veamos algo como el milagro de la década de 1940 repetirse.

Ahora bien, no se supone que debamos repetir los finales de los años 30. Los economistas del presidente Obama se comprometieron a no repetir los errores de 1937, como cuando FDR retiró el estímulo fiscal demasiado pronto. Pero al hacer su programa demasiado pequeño y de muy corta duración, Obama hizo exactamente eso: el estímulo impulsó el crecimiento mientras duró, pero hizo sólo una pequeña mella en el desempleo y ahora está desapareciendo.

Y tal como algunos temíamos, la insuficiencia del plan inicial de la administración económica cayó - y con él, la nación - en una trampa política. Se necesita desesperadamente de más estímulo, pero a los ojos del público el fracaso del programa inicial en promover una recuperación convincente desacreditó la acción gubernamental para crear empleos.

En resumen, bienvenidos a 1938.

La historia de 1937, de la desastrosa decisión de FDR de hacer caso a los que dijeron que era hora de recortar el déficit, es bien conocida. Lo que es menos conocido es el grado en que el público llegó a las conclusiones equivocadas de la recesión que siguió: lejos de llamar a la reanudación de programas del New Deal, los votantes perdieron la fe en la expansión fiscal.

Consideren un sondeo de Gallup realizado en marzo de 1938. Preguntado sobre si el gasto público debería aumentar para combatir la depresión, el 63 por ciento de los encuestados dijo que no. Preguntado sobre si sería mejor aumentar el gasto o recortar los impuestos a los negocios sólo el 15 por ciento estuvo a favor del gasto; 63 por ciento era favorable a los recortes de impuestos. Y la elección de 1938 fue un desastre para los demócratas, que perdieron 70 escaños en la Cámara y siete en el Senado.

Luego vino la guerra.

Desde el punto de vista económico la Segunda Guerra Mundial fue, sobre todo, una explosión de gasto público deficitario financiado, en una escala que de otra forma nunca hubiera sido aprobado. En el transcurso de la guerra del gobierno federal se endeudó por una cantidad de aproximadamente el doble del valor del PIB de 1940, el equivalente de aproximadamente $ 30 trillones actuales.

Si alguien hubiera propuesto gastar siquiera una fracción de eso antes de la guerra la gente habría dicho las mismas cosas que están diciéndose hoy. Habrían advertido sobre la deuda asfixiante y la inflación galopante. También habrían dicho, con razón, que la Depresión fue causada en gran parte por el exceso de deuda y, a continuación, habrían declarado que era imposible solucionar este problema mediante la emisión de aún más deuda.

Pero ¿adivinen qué? El gasto deficitario creó un auge económico, y el boom sentó las bases para la prosperidad a largo plazo. La deuda global en la economía – la pública y la privada - en realidad disminuyó como porcentaje del PIB, gracias al crecimiento económico y, sí, en cierto grado a la inflación, que redujo el valor real de las deudas pendientes. Y después de la guerra, gracias a la mejor posición financiera del sector privado la economía fue capaz de prosperar sin déficit permanente.

La lección económica es clara: cuando la economía está profundamente deprimida las reglas usuales no se aplican. La austeridad es contraproducente: cuando todos tratan de pagar la deuda al mismo tiempo, el resultado es la depresión y la deflación, y los problemas de deuda crecen aún más. Y a la inversa, es posible, y de hecho, es necesario, para la nación como un todo salir de la deuda gastando: un aumento temporal de gasto deficitario, en una escala suficiente puede curar los problemas causados por los excesos del pasado.

Pero la historia de 1938 también muestra lo difícil que es aplicar estas ideas. Ni aún bajo el gobierno de FDR hubo la voluntad política de hacer lo que se necesitaba para poner fin a la Gran Depresión y su eventual solución vino fundamentalmente por accidente.

Tenía la esperanza de que íbamos a hacerlo mejor esta vez. Pero resulta que los políticos y economistas han pasado décadas desaprendiendo las lecciones de la década de 1930, y están decididos a repetir todos los viejos errores. Y es algo un tanto repugnante darse cuenta de que los grandes ganadores en las elecciones intermedias probablemente serán las mismas personas que nos metieron en este lío en primer lugar y que, después, hicieron todo lo que estuvo a su alcance para bloquear las acción que nos sacarían de él.

Pero siempre recuerde: esta caída se puede curar. Todo lo que se necesita es un poco de claridad intelectual y un montón de voluntad política. Baste esperar que encontremos esas virtudes en un futuro no muy lejano.

lunes, 6 de septiembre de 2010

TU NOCHE ES DE LILAS

La noche se sienta donde tú estás. Tu noche es de

lilas. A veces, de los rayos de tus hoyuelos

se escapa un signo que rompe la copa de vino

y alumbra la claridad de las estrellas. Tu noche es tu sombra,

un fragmento de tierra legendaria para igualar

nuestros sueños. Yo no soy el viajero ni el residente en

tu noche de lilas. Soy el que un día fue

yo. Cada vez que la noche te rodea, mi corazón

duda entre dos moradas: y

ni el ser ni el alma se satisfacen. En

nuestros cuerpos, un cielo abraza a una tierra, y toda tú

eres tu noche... una noche que resplandece como la tinta de los astros. Una noche,

bajo la protección de la noche, repta por mi cuerpo

aletargada, cual sopor de zorros. Una noche que rezuma misterio,

luminosa sobre mi lenguaje. Cuanto más se aclara, más

temo el mañana en el puño de la mano. Una noche

que contempla segura y tranquila su

inmensidad que sólo rodean su espejo

y las canciones de los antiguos pastores al verano de unos emperadores

enfermos de amor. Una noche que florece en la poesía

preislámica sobre los brincos de Imru Al Qays[1] y otros

y, para los soñadores, ha ensanchado el camino de la leche hacia una luna

hambrienta en los confines de las palabras...

viernes, 3 de septiembre de 2010

PARAFRASEANDO


A mi me gusta mucho la canción de Serrat Sería fantástico. Por eso apunto aquí mi pequeño manojo de sueños. Parafraseando.

Sería fantástico que los ricos pagasen impuestos
y que los pobres dejaran de serlo,
que todos los niños supieran leer,
que en las mesas hubiera siempre pan.
Sería fantástico conocer la paz,
dormir como niño sin soñar la muerte,
dejar abiertas las ventanas y que ni
los zancudos entren.
Seria sensacional vivir en confianza todos,
sin apremios ni indagatorias,
ni policías ni soldados ni vuelos rasantes.
Que nuestra palabra fuera escuchada
y tuviera valor de cambio,
sin garantías ni hipotecas.
Sería un gran detalle trabajar entre todos
y ver nuestra tierra floreciente,
compartir con el vecino el bien
y recibir sonriendo al día.
Que todos tengamos lo merecido,
que las cárceles se queden vacías.
Sería grandioso que no muriesen niños,
que los jóvenes estudiaran sin prisa
y fueran felices dejando el lomo
haciendo el bien para ellos
y para todos también.
Que los viejos no rogaran ayuda
ni pensiones ni hospitales,
que los gobiernos hicieran lo suyo
despacio y con muy buena letra.
Que las mujeres amaran sin temor,
que los curas amaran a Dios
y el infierno fuese un dato
perdido en la imaginación del Diablo.
Sería un gran acto de urbanidad
que todos tuviésemos el digno salario,
para ver a nuestros hijos crecer
silvestres en las praderas de nuestro país.
“Sería todo un detalle y todo un gesto, por tu parte, que coincidiéramos, te dejases convencer y fueses como siempre te imaginé.”

Soñar no cuesta nada.