miércoles, 15 de diciembre de 2010

EL COLIBRÍ DE FEM.






"Si hay una heroína romántica de América Latina en el siglo XX, es Alaide Foppa"
Elena Poniatowska

Según una leyenda quiché, cuando los hombres no vuelven después de la caza o la guerra (o de la cárcel o la guerrilla, diríamos hoy) las mujeres bordan en sus huipiles un colibrí. Es la señal de luto, la marca de que se ha perdido la esperanza. El 19 de diciembre se conmemoran 30 años de la desaparición de Alaíde Foppa.

El colibrí de Alaíde Foppa vive estampado en el recuerdo de su persona. Alaíde desapareció el 19 de diciembre de 1980 en Guatemala y jamás se supo algo cierto sobre su destino final. 1980 fue para Alaíde el año de una crisis familiar que cerró con su propia muerte. Una mujer que uso su pluma y todos los espacios de expresión para cuestionar los estereotipos esclavizantes, los parámetros injustos, la violación de su dignidad mediante los prejuicios, la utilización de su cuerpo y de su sexualidad. Alaíde fue una mujer polifacética en varios ámbitos de su vida. Fue profesora universitaria, fundadora de Fem., la primera revista de feminismo en México, critica de artes plásticas y poeta.

Nacida en Barcelona en 1914, hija de madre guatemalteca y padre argentino, fue la revolución democrática de 1944 en Guatemala su primer acercamiento a la realidad latinoamericana tras haber vivido en el extranjero a causa del trabajo diplomático de su padre. La escritora y activista política llegó exiliada a México en 1954, para fundar la revista Fem. en 1976, la primera publicación de la nueva ola feminista en América Latina. Tras la muerte de dos de sus hijos en la guerrilla, Foppa viajó a Guatemala con el objetivo de encabezar un comité de apoyo internacional, hasta su desaparición a manos de militares.

La heroína de Poniatowska se asiló en México, junto a su marido Alfonso Solórzano, funcionario del entonces recién depuesto Gobierno del coronel Jacobo Arbenz y volvía de tanto en tanto a su patria, a visitar a su madre enferma.

Alaíde Foppa desaparece en Ciudad de Guatemala, en un mercado de artesanías de la 9ª avenida del centro de la capital, a manos del ejército guatemalteco, cuando partió en busca de los pasos de sus hijos. Antes, en Nebaj, en junio de 1980, cayó en combate contra el gobierno militar guatemalteco el último de sus hijos, Juan Pablo, hecho que deben guardar en secreto para evitar represalias en contra del otro hijo, Mario. La muerte del menor de sus hijos la conmocionó a tal grado, que la hizo ocupar el papel de su hijo en la lucha armada por la liberación de Guatemala.

Alfonso Solórzano falleció atropellado en la Avenida de los Insurgentes, en la ciudad de México, en agosto del mismo año. En estado de shock, por el asesinato de su hijo, lo arrolló un automóvil el mismo día que supo de la muerte de éste. En diciembre de ese 1980 también asesinaron a su hijo Mario -periodista, miembro del Ejército Guerrillero de los Pobres- en la 9a. avenida de la zona 1, en Guatemala.

Tras haber perdido a su marido ella decide asumir una vida nueva, estar más cerca de las necesidades sociales y de sus raíces, por lo que acepta una seria misión como embajadora de la justicia para Guatemala y los hermanos países de Centroamérica. Ya había recorrido los pasos vanguardistas de un feminismo naciente, así como, habría trazado con sus letras los senderos de la poesía y la crítica de arte. Con fraterna solidaridad albergó refugiados en casa y, de más de una manera, ligó su historia a hermanas y hermanos indígenas. Su cátedra navegaba entre las letras italianas y la sociología de la mujer y su voz nos regalaba un pedacito de su alma en su programa de Radio UNAM. Hasta 1977, su poesía fue intimista, lírica, pero empezó a escribir ensayos políticos en Fem. Fue maestra de literatura italiana en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y fundadora de la cátedra de sociología de la mujer en la Facultad de Ciencias Políticas. Traductora de El ave fénix, de Paul Éluard. Pionera del movimiento feminista en México.

Se dice que fue llevada a la casa del propio Ministro del Interior, donde éste tenía cámaras de tortura. Naturalmente, el Gobierno del general Fernando Romeo Lucas García, negó toda responsabilidad en la desaparición de la poeta, la feminista, la crítica de arte, la maestra y la traductora. Desapareció justo cuando se dirigía a visitar a su madre. Cuando iba en un carro, acompañada del chofer, fue interceptada por unos sujetos y nunca más se supo de ella, sólo apareció muerto el conductor. Tres de los hijos de Alaíde, pertenecían a la guerrilla, dos de ellos murieron por esa causa y por ello Alaíde también fue involucrada.

En enero de 1980, había tenido lugar un estremecedor episodio que, en medida aún mayor que en el caso de Alaíde. El último día de ese mes, un grupo de dirigentes indígenas tomó la embajada española. No eran guerrilleros que secuestraran ni amenazaban de muerte a nadie. Era una toma simbólica, una ocupación testimonial. El embajador español pretendió hablar con Álvarez Ruiz, Ministro del Interior guatemalteco, para coordinar un desalojo pacífico de la sede diplomática. Pero era muy otra la intención del ministro del Interior. Ordenó recuperar a sangre y fuego la embajada. Lo consiguió, pero con un saldo atroz: el edificio fue incendiado y 36 personas asesinadas. Entre las víctimas estaba Vicente Menchú, padre de Rigoberta que era entonces una jovencita de 21 años de edad. También fueron privados de la vida tres españoles, no sé si sacerdotes o diplomáticos.

Fem fue el sueño posible de dos voluntades: las de Alaíde Foppa y Margarita García Flores. Fem. es, por supuesto, la madre de todas la revistas feministas en México. Ellas arman un equipo de mujeres feministas y/o académicas y/o escritoras, entre las que están Elena Poniatowska, Elena Urrutia, Lourdes Arizpe, Marta Lamas, Tununa Mercado y Teresita de Barbieri.

El primer número de Fem. se publica en 1976 con un tiraje de 2 mil ejemplares. Además del golpe brutal que significó la desaparición de Alaíde, por la persona que era y lo que representaba, ella era para muchas el "espíritu motor" de la revista, así que Fem cambia. A partir de 1981 y hasta 1986 la revista se dedica a hacer números monográficos, y tiene una dirección colectiva.
A partir del 27 de octubre de 2005, la revista Fem. dejó de imprimirse mensualmente y ofreció los contenidos a través de su nueva página web.

Recordemos por siempre a Alaíde Foppa.

2 comentarios:

Isabel dijo...

agradeciendo por escribir sobre Alaíde Foppa, no conocía su vida, en algun aocasión en FEM la mencionaron.Gracias por recordar la revista FEM que habra que releer...en fin, gracias por estar, por todo vecinito

el güilo dijo...

Isabel, el asunto de Alaíde Foppa siempre me ha impresionado. Una burguesa con tres hijos en la guerrilla, dos de ellos muertos en combate. Una mujer refinada, elegante, intelectual, comprometida con las causas de los pobres, de las mujeres, de la cultura. Una mujer excepcional.