domingo, 14 de febrero de 2010

SONETOS VOTIVOS XVI

XVI

El breve trecho, pero sorprendente,
que va desde la voz fresca y alada
de tu clara garganta a la callada
monocordia del coño hondo y ferviente.

Basta para que así me represente
lo que hay en ti de náyade o de hada
que lo alto vuela y en lo limpio nada,
pero fundada tenebrosamente.

Qué incomparable don que a un tiempo mismo
des a la luz tu risa y al abismo,
secretamente, valerosa, te abras,

y que a la vez te tenga en mi entusiasmo
volátil e infantil en las palabras
y temible mujer en el orgasmo.

Tomás Segovia

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