lunes, 22 de febrero de 2010

LAS BODAS DE LA SEMEJANZA


José María Pérez Gay , destacado escritor, académico y diplomático mexicano, publicó el pasado domingo un extraordinario artículo denominado como esta entrada Las bodas de la semejanza. Es el primero de una serie dedicada al tema de las bodas homosexuales benditas por la iglesia católica. Es una relectura del historiador norteamericano John Boswell, quien “A principios de la década de los 70… recorrió las grandes bibliotecas de Europa, incluida la del Vaticano, donde halló un tesoro documental: 80 manuscritos originales de las ceremonias de bodas de carácter homosexual, a las que se agregaron otras 60, todas incluidas en Las bodas de la semejanza, una de sus obras mayores, donde se muestra cómo se bendijeron y santificaron los amores homosexuales. En este ensayo, Boswell demostró cómo existía, en el cristianismo primitivo, una liturgia específica para las relaciones de pareja del mismo sexo, lo que llamaríamos una boda.” Las bodas de la semejanza es un ensayo publicado por Boswell en 1994 que habrá desatado una urticaria crónica en el clero católico.

Pérez Gay destaca el hecho de que “No existe en latín palabra para designar a un homosexual. La palabra homosexual suena como si fuera latín, pero fue impresa por un sicólogo austriaco a fines del siglo XIX: Karl-Maria Kertbeny. Nadie al principio del mundo romano parecía advertir que el hecho de que se eligiese a un compañero de su mismo género era algo más significativo que el hecho de que se prefiriese los ojos azules o a las personas de estatura baja. Ni las personas gays ni las héteros parecían asociar ciertas características con la preferencia sexual. De los hombres gay no se pensaba que fueran menos masculinos que los hombres heterosexuales y de las mujeres lesbianas no se pensaba que fueran menos femeninas –escribió Boswell– que las mujeres heterosexuales. Había aceptación total por parte de la plebe de este tipo de conducta homosexual”. Nada más lejano de este pensamiento que las atrocidades emprendidas por el clero mexicano contra la aprobación en el DF para las bodas entre homosexuales y lesbianas.

“El punto exacto que quiero subrayar aquí –escribe Boswell– es que no existe en absoluto ningún esfuerzo consciente en el mundo romano, la cultura en la que nació el cristianismo, para proclamar la homosexualidad como anormal o indeseable”. Genial.

Señala con lucidez el articulista que “La homosexualidad (el término equivalente), escribió Platón, es considerada como vergonzosa por los bárbaros y por aquellos que viven bajo gobiernos despóticos, del mismo modo que consideran a la filosofía vergonzosa, porque es evidente que no es del interés de tales gobernantes que se engendren grandes ideas en sus súbditos, o amistades poderosas, o amor apasionado, para producir todo lo cual designaremos más tarde como amor". No es posible sino rendir el numen ante semejante elaboración del concepto amor. Imposible olvidar la intentona del actual gobierno ilegítimo de suprimir el estudio de la filosofía en los planes de educación media.

Agradezco a Pérez Gay este respiro para el alma. Este oasis de la reflexión ajeno al griterío mendaz e hipócrita de cardenales, arzobispos primados y oscuros Ratzinger que pretenden semejar el amor homosexual al asesinato. En el páramo de la reflexión que vivimos, enmedio de tanta estulticia y obscenidad, saber que existe una forma civilizada y erudita de abordar un tema difícil, en donde no caben los exabruptos cínicos de gobernantes ignorantes y léperos, es todo un acontecimiento.

Seguiré con atención esta serie de artículos que no dejo de recomendar a mis tres dilectos lectores.

2 comentarios:

Miyita dijo...

Por favor no dejes de publicarlos ya basta con tanta estupidez a ver si de una buena vez entendemos que a nadie importa con quien nos acostamos, lo que importa es que amemos y punto. Es que le temen a la sexualidad o a que le temen? no termino de entenderlos en fin. Un abrazo.

el güilo dijo...

Si seguimos la cita de Platón, la razón de tanto temor sería: "es evidente que no es del interés de tales gobernantes que se engendren grandes ideas en sus súbditos, o amistades poderosas, o amor apasionado, para producir todo lo cual designaremos más tarde como amor".. no les interesa que pensemos y menos que amemos, son fuerzas que nos unen.. y esos cabrones temen esa unidad.. le seguiré la pista al tema.. un abrazo Miyita.