VII
Los recuerdo turgentes y temblones,
tus grandes, densos pechos juveniles,
tímidos y procaces, pastoriles,
frescos como aromáticos melones.
Eran el más solemne de tus dones
cuando al fin liberabas sus perfiles
en cuartos cursos de moteles viles,
deliciosa de susto y decisiones.
Juguetona y nerviosa los mecías
retozando desnuda sobre el lecho,
plétora pendura frente a mis dientes.
Y cuando muda y grave te me abrías,
te sentía apretar contra mi pecho
sus dos bultos callados e insistentes.
Tomás Segovia
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