domingo, 20 de diciembre de 2009

SONETOS VOTIVOS IX

IX

Contra mi tacto evocador me afano.
Con los más duros y ásperos pertrechos
he trabajado hasta dejar deshechos
por el hierro los dedos de esta mano.

Los quiero embrutecer, pero es en vano;
en sus fibras más íntimas, maltrechos,
aún guardan la memoria de tus pechos,
su tibia paz, su peso soberano.

Ni violencias ni cóleras impiden
que fieles y calladas a porfía
mis manos sueñen siempre en su querencia,

ni mil heridas lograrán que olviden
que acarician largamente un día
la piel del esplendor y su opulencia.


Tomás Segovia

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