miércoles, 22 de julio de 2009

FRENTE AL HURACÁN



Cualquiera desearía, soñaría, con que El Presidente abandonara el estilo cantinflesco y pueril con el que suele referirse a la situación económica del país y en general a la vida pública. Ayer reconoció declarativamente una tasa de 9% en el ritmo de decremento económico y un desempleo de apenas 3% durante el año, lo cual es toda una novedad en el discurso. Pero apenas entramos en materia de estrategias y proyectos para enfrentar la devastadora crisis que agobia a los mexicanos y el chocolate se vuelve agua.

Dedicado en los días posteriores a la derrota electoral a realizar viajes internacionales y visitas sorpresa-relámpago a centros bancarios y empresas varias, Calderón no se inmuta ante el vendabal -no olvidemos que ante los barruntos de desequilibrios económicos nos anunció que es un hombre amante de los peligros, de modo que pasado el sorpresivo reconocimiento del fracaso de su política económica (que en realidad es la cínica receta neoliberal de que la mejor política es la que no existe) nos receta de nuevo el padrenuestro ya conocido: “México tiene una enorme oportunidad para posicionarse como un mercado (sic), y como una economía verdaderamente competitiva, capaz de crecer y generar los empleos que necesita.. una enorme estabilidad en variables críticas, como son la inflación y las tasas de interés.. mayor solidez el sistema financiero y bancario. En 1994-1995, el sector bancario mexicano fue una parte medular del problema; hoy puede ser parte de la solución”. Medida consecuente: chatarrización vehicular. Y volvemos a lo mismo, palabras que nadie entiende, pocos escuchan y menos atienden.

Y es que la intención no es asumir la realidad económica y enfrentarla sino obscurecer la vergüenza de la desigualdad social y la derrota en su enfrentamiento militar con el narcotráfico.

Con el respeto que nos imponen las cifras oficiales, el INEGI dio cuenta del veloz avance en la desigualdad económica de la sociedad mexicana en los últimos dos años. Sin considerar el período de la crisis, de octubre de 2008 a estas fechas, los pobres se han vuelto más pobres y más numerosos y los ricos más ricos y mejor atrincherados. Más de 50 millones de compatriotas viven en la pobreza y de ellos casi 20 millones apenas alcanzan a comer, con ingresos menores a 950 pesos mensuales en las áreas urbanas y de 700 en el sector rural, mientras que el 10% de la población se agencia el 39% de la riqueza. Aquí no valen las presuntas fortalezas del sistema financiero ni las tasas de interés, está claro que la inflación en alimentos y el decremento en los ingresos ha creado un abismo social que nos lleva al borde de un estallido social.

En el frente militar, La Familia michoacana, cártel de nueva tradición en el escenario nacional, ha mostrado que la inteligencia, la dureza de las ideas, la organización y la disciplina son la base del éxito de cualquier empresa, hasta la dedicada a la producción y trasiego de drogas. Asentada principalmente en Michoacán, estado natal de El Breve y escenario de su no siempre bien entendida cruzada, la organización criminal muestra con toda claridad las limitaciones del gobierno al centrar su combate al narco en el enfrentamiento militar. La Familia se organiza desde la base con adoctrinamientos eficaces, no en balde un buen número de sus miembros fueron acólitos en iglesias católicas. Los miembros de la Familia siguen un conjunto de reglas que funcionan como autoprotección social, por ello entre sus filas se encuentran empresarios y políticos seguros de su sobrevivencia. La Familia, como Calderón, se encomienda a Dios para hacer sus tropelías y las llevan a cabo con suma pulcritud. El gobierno, con cuatro mil soldados ha capturado a cuatro miembros de La Familia en cuatro días, ignoro cuántos tiros echaron.

Los tiempos políticos de Calderón se agotan. El pleito del PAN por el liderazgo del partido, el avance del PRI en la formulación –o reedición- de propuestas presupuestales, la irritación de los empresarios, el ridículo internacional, la ausencia de rumbo, el gabinete de ignorantes y desconocidos (El Jefe Diego dixit), la crisis económica, el desastre social, el crimen reorganizado, operan en contra de las posibilidades de El Breve de continuar efectivamente al frente del Ejecutivo. No dudemos que esté alistándose para hacer menos que lo hecho hasta ahora –prácticamente nada- en el trienio que le resta cobrando como presidente. Tampoco dudemos del alcance de la catástrofe que tenemos enfrente.

Por esto, dos sugerencias: juicio de procedencia a Calderón por ineptitud y moratoria a la deuda pública con los bancos privados.

Sea por Dios.

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