domingo, 19 de julio de 2009

DEL OPIO, DEL PUEBLO Y DE LA RELIGIÓN

Se han dicho tantas cosas acerca de la frase de Marx sobre el opio y los pueblos, que vale bien la pena reproducir lo dicho por el filósofo en el contexto del texto donde apareció escrita. Rolando Gómez (La Jornada Semanal) nos obsequia su propia traducción del inglés del párrafo aparecido en la Introducción a Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel, publicada en 1843.


"El fundamento del criticismo irreligioso es: el hombre hace a la religión ;
no la religión al hombre. La religión es, efectivamente, la auto-conciencia y la
autoestima del hombre quien, ya sea no se ha ganado a sí mismo, o se ha perdido
a sí mismo de nuevo. Pero el hombre (der Mensch) no es un ser abstracto, puesto
fuera del mundo. El hombre es el mundo del hombre –el Estado, la sociedad. Este
Estado y esta sociedad producen la religión, la cual es una conciencia invertida
del mundo, porque están en un mundo invertido . La religión es la teoría general
de este mundo; su compendio enciclopédico, su lógica en forma popular, su
point-d'honneur espiritual, su entusiasmo, su sanción moral, su complemento
solemne, y su base universal de consolación y justificación. Es la realización
fantástica de la esencia humana, dado que la esencia humana no posee ninguna
realidad verdadera. La lucha contra la religión es indirectamente, por lo tanto,
la lucha contra ese mundo cuyo aroma espiritual es la religión.

El sufrimiento religioso es, en uno y al mismo tiempo, la expresión de sufrimiento
real y una protesta contra el sufrimiento real. La religión es el suspiro de la
criatura oprimida, el corazón de un mundo descorazonado, el alma (o el espíritu,
der Geist) de una condición desalmada. Es el opio de los pueblos.

La abolición de la religión como la felicidad ilusoria de los pueblos es la
exigencia de su real felicidad. La demanda de abandono de sus ilusiones acerca
de su condición es la demanda de abandonar una condición que requiere de
ilusiones. La crítica de la religión es entonces, en embrión, el criticismo de
ese valle de lágrimas del cual la religión es su santa aureola. "


Muy diferente a lo que generalmente se entiende, ¿verdad?

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