lunes, 8 de junio de 2009

EL VOTO NULO






En los días recientes ha cobrado fuerza una campaña, esencialmente cibernética, que puede tener impacto en las elecciones intermedias del próximo 5 de julio, día en que los mexicanos renovaremos la Cámara de Diputados y en seis entidades federativas se cambiarán los gubernadores. Se trata del voto nulo, de cumplir nuestro derecho y obligación ciudadana de sufragar sin entregar el voto a partido alguno, sino anulando la boleta electoral, ya sea tachando la boleta sin señalar partido, dejándola en blanco o escribiendo alguna leyenda en ella, como la que señala hoy Zabludovsky: "una mentada de madre".

De alguna manera la mayoría los analistas políticos se han puesto de acuerdo para argumentar insistentemente -aunque con el mismo argumento- en contra del voto nulo. Básicamente todos dicen algo sólido por sí mismo: anular el voto es hacerle el juego a los que denuestan la política y hacen escarnio de las instituciones electorales, y hoy mantienen a la población aterrorizada con una aberrante campaña. Por el contrario, según estos analistas, votar es hacer uso de la única arma prevista para los ciudadanos para encarar a los malos políticos, al mal gobierno y a los peores partidos. De algún modo también tienen razón.
Los políticos y dirigentes de partido están que trinan, algo muy natural en ellos ya que viven de los votos y, claro, del dinero que aportamos los votantes para esa vida. Los funcionarios electorales ya encontraron al nuevo enemigo de México, el voto en blanco.

Sin embargo, el fantasma del voto nulo recorre ya las próximas elecciones y lo prudente es que alguien exigiera al Instituto Federal Electoral contar separadamente los votos anulados, que si bien serán difíciles de distinguir de los votos equivocados es posible que su abultado número haga sentir contablemente la insatisfacción ciudadana. Porque opciones no hay muchas y la decepción de los mexicanos acerca de los candidatos, partidos, políticos y gobierno es muy grande.

El PAN ha mostrado la mano autoritaria y represiva y sus representantes en el gobierno se han dedicado a servir a los viles intereses de la clase adinerada; es, como lo definió Fox al inicio de su disneysexenio: un gobierno de, por y para los empresarios, con todo el daño que eso significa para el resto de la población. El PRD se escurrió por los oscuros meandros de su palacio y ha exhibido un cinismo y una deslealtad hacia quienes lo pusimos a punto del poder presidencial que no ameritan más que los votos de sus militantes; entregados al poder calderonista no demandan otro diferente. El PRI aparece como la salvación frente a la ultraderecha panista y sus dirigentes han actuado con cautela en el vendabal electorero y son ya los favoritos de los principales encuestadores. Pero, ¿quién le cree al PRI? ¿Quién está dispuesto a iniciar otro movimiento por el voto útil, sin recordar los resultados de tal ejercicio en 2000?

Se dice que hay otros partidos (PSD, PT, Convergencia, PV), pero todos sabemos que son partidos de familia y/o de golpeadores. Se dice que vótese lo que se vote llegarán a la Cámara y gobiernos estatales los candidatos con más votos, así sea uno. Se dice que el voto nulo daña las instituciones electorales, tan caras -en más de un sentido- al país, y que ya muestran signos de deterioro irreversible. Se dice que votemos por alguien, pero que no anulemos el voto.

Para mí el punto está en la intención del voto y la posibilidad real de que el intento se alcance. Reviso algunas posibles fuentes de intención. a) Las instituciones electorales; éstas no nos garantizan nada, vaya, ni el conteo veraz de los votos, no hay que hacerles el juego. b) El Congreso y su integración partidaria; ha devenido cena de negocios y los asuntos de la nación son alimento de los dueños del dinero, los diputados votan siempre al mejor postor y no al pueblo, considerar este escenario es semejante a aprobar su desempeño democrático. c) Los partidos de izquierda; hay que ver la manera cómo se burlan del elector acomodando candidatos al contentío de sus dirigentes, tan espurios como El Presidente. La reforma petrolera la sacó adelante López Obrador, a pesar del PRD. d) Desplazar al PAN del poder; algo imposible de lograr en ausencia de un movimiento cívico con este propósito, las elecciones intermedias han sido siempre de un gran abstencionismo y sólo una coalición partidaria de alcances históricos alcanzaría el anhelado juicio político a Calderón y su expulsión de la presidencia. Fuera de estos propósitos es poco lo que me anima a votar, no existe lo que en la teoría institucionalista se llaman incentivos.

Anularé mi voto tachando enérgicamente la boleta (en previsión de que alguien la marque a su favor, ya sabemos) e invito a quien comparta mis puntos de vista a hacer lo mismo. Regreso a la época en que se votaba por Cantinflas, no es mucho lo que hemos avanzado desde entonces.

Salud.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El voto opositor con un mandato al legislativo: juicio político a Felipe Calderón y su gabinete.

el güilo dijo...

si los del legislativo ya aprendieron a leer les envío el mensaje.. pero me temo que son tan primitivos..