Se dice que una imagen explica más que mil palabras. Esta fotografía no contradice el refranero popular. Dos presidentes y la esposa de uno de ellos, todos con cara de crudos -de malas de desvelados, levantando una ridícula varita fosforescente, simulando hadas pero ataviados de negro como malvados brujos, conjurando el mal del terrorismo durante un evento inventado por el presidente de Colombia para agradecer a Calderón el envío express de un supuesto guerrillero de las FARC que residía en México y era catedrático destacado en la UNAM. En este reciente affaire de El Presidente se violan de manera gratuita (¿Quién es Álvaro Uribe si no un testaferro de los peores intereses estadounidenses en Sudamérica?) los derechos de inmigrantes, residentes y visitantes en nuestro país. Pero si se violan las garantías individuales y los derechos humanos de los mexicanos, no esperemos compasión por los extranjeros. Lo que sí anhelamos es un estado de derecho y no una secta de ignorantes atrabiliarios adueñados del aparato de gobierno.¿Qué quedará después de las elecciones?
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