martes, 19 de mayo de 2009

LA VIDA EN SUEÑOS


A ratos imagino al aparato de gobierno como un caballo con tapaojos, incapaz de ver a los lados y con la mirada fija en un solo camino, el que en algún momento soñaron recorrer. Si en el sexenio anterior los mexicanos tuvimos la certeza de que el Presidente vivía en foxilandia, hoy vemos con un estupor -que se corre hacia el pavor- que no tenemos presidente. La vida del país discurre por un camino y las acciones y decires de El Presidente escurren en sentido totalmente opuesto. No se aprecia una acción deliberada de mentir para sacar algún provecho político -asunto que también hace, se ve con azoro que el primer mandatario está creyendo su propio discurso vacío y fatuo. Podemos decir que estamos ante un mitómano, alguien que cree firmemente la sarta de falsedades que pronuncia. Ya van más allá de la anécdota las visiones alucinadas de Calderón y eso está resultando fatal para el país.

La economía va en las ancas de un estancamiento de largo plazo y vive una coyuntura de recesión con alcances no previstos, en la que al marasmo productivo y financiero se suma crecientemente una lacerante desigualdad social. A esto Calderón le llama “situación difícil que mejorará a fines de año”. La cuota de sangre que cobra la guerra contra la delincuencia organizada no tiene comparación con epidemia ninguna, los militares puestos en la calle para pelear una batalla imposible de ganar únicamente con combates callejeros han creado un ambiente de represión y violación constante a los derechos individuales y humanos. Ante esto El Presidente está solicitando al Congreso una ampliación de facultades a la milicia para intervenir la vida y el gobierno civiles y, pero por supuesto, la eterna comprensión de la población. “Con la unidad superaremos cualquier obstáculo”, repite, aunque nunca aclara con quién debemos unirnos.

Se va hilando un rosario de frases y desplantes del representante del Poder Ejecutivo que nos muestran su distanciamiento de la realidad. Durante la más reciente reunión en Davos, Suiza, hizo una apología risible del manejo de la crisis económica en México, señalando que el equipo de economistas neoliberales adueñados de la Hacienda pública “era el mejor del mundo”. Pero el hecho es que este equipito no ha estructurado una sola de las líneas de acción que se presentaron como acuerdo económico para enfrentar la crisis que nos azota, ni las inversiones en infraestructura ni los apoyos fiscales ni el crédito blando y menos la defensa de los trabajadores han visto la luz después de meses de haberse anunciado. Lo cierto es que el mejor equipo del mundo en materia económica se entretiene mirándose el ombligo, en la ciénaga de una teoría económica en ruinas y en la construcción apresurada de modelos econométricos que justifiquen la inacción. Los ciudadanos somos un factor de algún indicador matemático y la pobreza un índice construido a modo.

Durante la crisis sanitaria a que nos llevó un sistema de salud inoperante, pero principalmente un equipo de trabajo ineficiente, Calderón soltó la frase, inconcebible en un mandatario, “hemos salvado a la humanidad”, haciendo referencia a que el brote de influenza había sido contenido en México y de paso deshaciéndose de lo evidente: los más de 70 mexicanos muertos a los que no se pudo salvar porque quizá no formamos parte de la humanidad. Cuando algunos países levantaron barreras al comercio de productos mexicanos, la carne de puerco especialmente, y adoptaron medidas para proteger a sus ciudadanos del contagio de una posible pandemia, El Ejecutivo los fustigó con aires de emperador; Haití resultó un país de gente ignorante por no recibir un barco ayuda humanitaria mexicana, a Argentina se le recordó los miles de muertos por dengue del pasado año (cuando en 2008 los muertos por ese mal no sumaron cientos y los miles son de 2009); China fue calificada como intolerante por el arraigo a mexicanos con influenza o presuntamente contagiados, apenas tres días después que Calderón asistió personalmente a cargar bultos del avión con ayuda sanitaria que China nos proporcionó. Sobre los vetos de Estados Unidos a los transportistas no dijo nada, será que los locos no comen lumbre.

Ayer, acompañado de su asesor y ex presidente -hoy empleado ferrocarrilero- Ernesto Zedillo, Calderón Hinojosa explicó ante un público de expertos financieros que "México seguía en pie", cuando lo verdaderamente importante es caminar hacia un país más justo, más seguro, con provisiones de vida para todos sus habitantes, no únicamente para los patrones acaudalados de quien ocupa hoy la silla presidencial. Es claro que los expertos basan su comportamiento en previsiones propias y no en balandronadas de un burócrata que no sabe cómo es que llego a ser presidente.

Han empezado las campañas para las elecciones intermedias, en las que se elegirá gobernador en seis entidades de la república y se renovará la cámara de diputados de la Unión. La apuesta pesa mucho para el gobierno federal panista. Lo que está en juego es el estrecho margen de operación política que aún mantiene. Encajonado en un discurso sin crédito, cercado por los demonios del dinero creados por él mismo, hoy el aparato federal opera a ciegas y a tientas como resultado de la secuencia de los traspiés y engaños que prefirió imponer como forma de hacer política. Por ello un resultado adverso, en el que los panistas pierdan el control de la mayoría de la Cámara, podría llevarlos a un aislamiento con costos políticos enormes para la nación. El raquítico poder del que presume el Ejecutivo se esfumaría y no faltan voces y deseos que hablan de revocarle el mandato y los partidos políticos y la clase gobernante no están para enfrentar un pozo político más profundo que el que vivimos. La arisca mula cree que las elecciones serán un fiasco y que la división entre los mexicanos puede resultar mayor después del 5 de julio. Hay quienes piensan que no llegaremos a las urnas.

Lo mejor es echar fuera del poder a los panistas.


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