sábado, 11 de octubre de 2008

Y SIN EMBARGO NO SE MUEVE


Con esa prontitud que mueve a sospecha, Felipe Calderón, El Presidente, hizo frente a las cámaras de televisión la tarde-noche del pasado miércoles 8 de octubre para anunciar un plan de emergencia frente a los síntomas de deterioro de la economía mexicana que hasta una semana antes se negaba a reconocer. Su propuesta sorprendió a todos: contra una crisis financiera un plan económico anticíclico, un plan cuyo propósito es crear las condiciones para que el impacto de una recesión sea menor en tanto la economía se encuentre en un momento de impulso a la expansión como resultado de las decisiones de El Presidente.


Su propuesta, para el crecimiento y el empleo: 1) Gasto en infraestructura, 2) Reglas para el ejercicio del gasto, 3) Construcción de una refinería, 4) apoyo a la pequeña y mediana industria y 5) Desregulación arancelaria. Después de despertar el interés de quienes deseamos ver acciones de fondo en la conducción de la nación, la propuesta va reduciéndose y puede quedar simplemente como una las de tantas ocurrencias de Calderón. Veamos. El gasto en infraestructura es sólo la repetición de otro anuncio trasnochado y que sigue en el limbo del presupuesto, el Plan Nacional de Infraestructura que tenía detrás 20 mil millones de pesos, de los que nadie ha visto un cinco en el gasto, como novedad El Presidente extiende el desarrollo de la infraestructura a renglones como la educación y la salud y hasta en la cultura (ya encarrerados). Las reglas para el ejercicio del gasto constituyen uno de los puntos de mayor importancia, pues la supresión de los Pidiregas del presupuesto de Pemex es un respiro contable para la paraestatal que puede apuntalar en buena medida el gasto milmillonario anunciado. La construcción de una refinería, una verdadera infraestructura productiva multiplicadora del empleo, la anunció en 12 mil millones de pesos cuando los conocedores hablan de 8 mil millones de dólares como costo base, misma base hoy demasiado movediza constituida hoy por un peso de tipo de cambio volátil. Los apoyos a la pequeña industria son los mismos que decretó Fox con su proyecto de changarrización, Calderón lo explicó del mismo modo, apoyo a las “tienditas”, de donde concluimos que seguramente se llegará tan lejos como el de Guanajuato lo hizo; y la desregulación arancelaria es un tema de contracorriente, de los que gustan a El Presidente, muy difícilmente nuestros principales compradores, los Estados Unidos, serán sensibles a ningún tema relacionado con el libre comercio, ya que por su déficit astronómico los gringos protegerán su economía, a costa de los que vivimos de ella.


Hasta aquí parecería que Calderón simplemente repondrá en su segunda versión del Presupuesto de Egresos de la Federación 2009 lo que había recortado en su primera entrega para dedicarlo a la seguridad, aunque la seguridad nacional siga empeorando y el escenario internacional sobre el que construyó su primera ocurrencia siga empeorando. Decía bien Ruiz Mateos, el de economía, para qué tanta planeación si no sabemos ni lo que sucederá. Pero me temo que los motivos del lobo son otros.


Los dos temas de gran alcance, la refinería y la autonomía financiera de Pemex, están en estos momentos en el vilo que los diputados impongan porque dependen de las diversas iniciativas petroleras, en especial la que Calderón está promoviendo. De este modo hasta un panista podría atisbar que o los diputados cooperan con la iniciativa de Calderón o el vigoroso plan anticrisis no irá lejos. Nada más propio de este gobierno entreguista que padecemos: cooperan o cuello. Ésa ha sido su letanía eterna, si no apoyamos a El Presidente pronto veremos las consecuencias catastróficas de nuestras decisiones. El chantaje como política y la autoexculpación como resultado.


Y como la crisis financiera toma rumbos diferentes del comportamiento de la economía real (productiva), el plan de Calderón tiende a irse por el desagüe. Mientras sigan los economistas del gobierno continúen decidiendo en función del mercado, las medidas que se adopten serán perversas, ahondarán el problema. Para detener la caída del peso frente al dólar, el gobernador del Banco de México, Condorito Ortiz, ha soltado al mercado de divisas cerca de 9 mil millones de dólares, pensando en la lógica imperturbable de que a más dólares circulando su precio frente al peso bajará. Economía de abarrote de rancho es la que practica Condorito, pues su mercado se chupó 6 mil 400 millones de dólares en poco más de una hora y el peso está ahorita más depreciado que antes de empezar con los remedios. En tres días los ávidos bolsillos de los poderosos engulleron el costo equivalente a dos refinerías (o a cinco según los cálculos de El Presidente) o a las que el tipo de cambio vaya decidiendo por nosotros. El mercado es una construcción mental, en la realidad es un esquema de asignación de recursos que depende de personas de carne y hueso: compradores y vendedores. Y es el comportamiento inescrupuloso de estos agentes lo que tiene postradas las transacciones financieras y el que amenaza con abortar cualquier intento de mejora.


Analistas económicos de la solvencia de Alberto Barranco Chavarría sugieren que el monto de 12 mil millones de pesos por refinería, en lugar de los 50 mil que en realidad se requieren, esconde la intención de sumar estos pacientes ahorros nacionales a 38 mil millones de inversión extranjera, sacando a como dé lugar la privatización de Pemex.


De plano, no hay piedra que levantemos que no tenga alacrán.

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